La Paz, 2 Nov.- La celebración de la fiesta de Todos Santos en Bolivia tiene sus peculiaridades, ritos y matices, pero tiene mayor arraigo y simbolismo en el mundo andino, donde la muerte se convierte en un acto festivo como prolongación de la vida.

Entre el 1 y 2 de noviembre de cada año, decenas de miles de las familias rinden honores a los muertos con ofrendas de mesas repletas de masitas, dulces, frutas, comidas y bebidas que en vida fueron del gusto y preferencia de los seres queridos ausentes. Durante estos días, según la cosmovisión andina, las almas de los difuntos realizan un largo viaje del más allá para disfrutar por el lapso de 24 horas de los placeres terrenales en compañía de sus familiares.

El movimiento para el recibimiento de las almas en la tierra es inusitado, pero ya no en un ambiente de congoja o dolor, sino de respeto, cariño, alegría y gratos recuerdos. Se viven jornadas conmovedoras donde se mantienen latente la memoria de los difuntos, como una forma de tenerlos siempre vivos.

El culto a los difuntos comienza a mediodía del 1 de noviembre y concluye el 2 a la misma hora, cuando los familiares desde sus domicilios y cementerios despiden a sus muertos con la esperanza de un próximo reencuentro.

Pasado el mediodía del 2 noviembre, como por arte mágico y encanto, desaparece todo signo de tristeza y congoja para apoderarse todos de la dicha y el gozo.

CONTROL: Los Policías de diferentes unidades (PAC, Tránsito y bomberos, Radio Patrullas 110) tendrán a su cargo en el feriado de Todos Santos la seguridad de los cementerios.

El consumo de alcohol, desde hace ocho años está prohibido dentro de los cementerios para evitar que se susciten actos de violencia, hurtos o extravío de niños y peleas.

Los comandos departamentales de la Policía tienen la instrucción de coordinar los dispositivos de seguridad, control y prevención de delitos y actos criminales con las unidades operativas de Tránsito, Radio Patrullas 110, Policía Caminera, Turística, Fronteriza, PAC, Servicio de Inteligencia y grupos especiales para evitar sorpresas desagradables en las ciudades y caminos.