El último adiós para "Ukamau y Ké"
Ni la muerte nos separa/nuestro amor firme/en la batalla/unidos por la revolución/juntos vamos en el camino/Ukamau y Ké/Nina Uma/una fusión para la revolución... La voz de Elena Aliaga (Nina Uma) se amplifica cuando rapea la letra que escribió para Abraham Bohorquez y que plasmará en su primer disco.
Así, con música, los compañeros de Bohorquez recuerdan el primer aniversario de la muerte del que fue líder de la agrupación alteña Ukamau y ké (Así es y qué) e impulsor del rap aymara. El cuerpo del artista —la figura más descollante de la escena hiphopera nacional— fue hallado en la morgue el 20 de mayo de 2009.
Bohorquez, de 28 años, dejó entonces siete temas inéditos que estaba pronto a lanzar al mercado. Este viernes 21 de mayo, a las 19.00, la Casa de las Culturas Wayna Tambo presentará este álbum, La ciudad de los cielos, como un homenaje al cantante paceño.
La producción, que cuenta con dos videos, fue grabada en los estudios del destacado músico Álvaro Montenegro y tiene la participación de grupos como Atajo y Santamandinga. Asimismo, ese día se presentará la reedición del álbum Para la raza, el primer y único disco de Bohorquez.
Esta actividad, que se desarrollará en la calle 8 de Villa Dolores (El Alto), contará con la participación artística de varias agrupaciones bolivianas. Además, de forma paralela, se realizará también en las ciudades de Tarija y Sucre.
Aymara quechua sartasiwa/chamampi chamampi jutaskiwa. Ama waqaychu/ ama llakispay/jaku jaku tukuy/yawar masiy kuna. (Aymaras y quechuas se levantan/con fuerza/con fuerza están viniendo/No llores/no estés triste/Vengan/vengan todos mis hermanos de sangre).
Los integrantes del grupo Wayna Rap rimaban el jueves su nueva canción en idioma quechua en el patio de la Universidad Pública de El Alto (UPEA).
A comienzos del 2000, este colectivo reunió a grupos hiphoperos emergentes alteños como Santo Desmadre, Raza Clandestina y Ukamau y ké. Este último grupo, conformado por Abraham Bohorquez y Ronald Bautista (Llajuas), se apropió de una idea: revalorizar, a través de su música rap, la identidad indígena de los jóvenes que habitan en esta ciudad, la mayoría hijos de migrantes de origen aymara y quechua. Lo hicieron cantando sobre temáticas sociales que les afectaban en su cotidiano vivir y revalorizando el lenguaje de sus ancestros.
“Éste fue el mayor aporte de Abraham. Entre todas las corrientes que habían del hip hop, él impulsó la de trabajar el tema de la identidad andina en El Alto. Y esa propuesta, la de repensar lo indígena desde el espacio urbano, se mantiene por grupos de su generación o ha sido adoptada por nuevas generaciones”, explica Saúl Callejas, impulsor de Wayna Tambo.
Grover Canaviri (27), Rolando Cazas (24) y Eber Quisbert (24) conforman actualmente Wayna Rap y mantienen vivo ese trabajo con el proyecto Khana aru imanthata (La voz clara oculta del hip hop). “Buscamos que mediante los talleres que brindamos los jóvenes de los distintos distritos de El Alto se sientan orgullosos de sus raíces, que no se sientan avergonzados de tener una madre de pollera ni de sus orígenes”, señala Cazas.
Los talleres son realizados a jóvenes desde los 12 años. “Han surgido varios grupos de raperos que tocan la temática social. Y en eso hay que reconocer que Bohorquez supo abrir puertas, tuvo la cualidad de visibilizar su trabajo y, así, visibilizar también la obra de los artistas de esta ciudad”, reflexiona Canaviri.
El 2006, Bohorquez cantaba: Qué ondas/qué putas/somos hijos de cholas/rompiendo el esquema de este monstruo sistema. Y continuaba rimando, siempre con el ceño fruncido y con las manos acompañando sus palabras: ¿Será que una oración calmará mi hambre/Será que una secta cambiará la historia de este pobre?/Nos vienen a mentir/con sus religiones y sectas nos quieren dividir. Luego explicaba: “La música tiene un gran poder. Entonces, usemos ese poder para dar mensajes, para expresar nuestra realidad y para hacer reflexionar a nuestra gente”. Ese poder de la voz y la música es actualmente usado por nuevas voces alteñas.
Mujer boliviana/levanta en alto la cabeza/di que eres una mujer trabajadora/orgullosa de tu lengua/¡Sí!, ¡sí!/Mujer aymara/quechua/tupi guaraní... Blanca y Reina cantan. Las jóvenes conforman Lírica Perfecta, una de las nuevas agrupaciones de rap de El Alto que encuentran en plazas y calles el espacio para difundir sus mensajes y su arte.
“Antes, los raperos, a comienzos de los años 2000, escuchaban sólo música de este género que provenía de México y de otros países y adoptaban esa jerga y esa forma de vestir. Eso cambió de a poco con la llegada de los talleres en Wayna Tambo y la conformación de Wayna Rap. Pronto descubrimos que podíamos utilizar el hip hop para mirarnos y para criticar al sistema”, rememora Cazas.
La denominada guerra del gas desencadenó este movimiento. “Los acontecimientos del 2003 bautizaron a Abraham —quien participó activamente de las movilizaciones—, porque antes también él componía canciones con letras como ‘oye mamita’. Lo que pasa es que antes del año 2003 la mayoría de los hiphoperos alteños estaban en la onda ganster característica de músicos de otros países. Le cantaban al sexo o al amor. Dentro de estas movidas, Abraham comenzó, de a poco, a cambiar los esquemas y a proponer temáticas mucho más sociales”, manifiesta Nina Uma, quien fue la pareja de Bohorquez.
Fundamental en ese camino del inquieto músico fue Alfonso Aramayo (Alfonseka), del grupo Marraqueta Blindada. Fue este artista quien el 2004 comenzó los talleres de hip hop en Wayna Tambo. “Mi mejor tallerista sin duda fue él. Abraham acababa de llegar de Brasil y quería rimar en ‘portuñol’ (una mezcla entre portugués y español). Yo le dije que el proyecto consistía en hacer rap con raíces aymaras. Me comentó que en las favelas (brasileñas) existe mucha ira y ganas de matar. Lamentablemente, en El Alto las cosas, al parecer, son igual que en las ciudades de Río de Janeiro o Sao Paulo. Y al parecer algunos carajos cobraron la vida de mi mejor tallerista hasta la fecha”.
Para Alfonseka, “Bohorquez es ahora una leyenda del rap mundial y, como él, nunca más en muchos años a lo menos”.
Aramayo es crítico con la imagen que se forma en torno al desaparecido hiphopero alteño. “No pasó ni pasará nada después de él (en la escena del rap alteño), porque Abraham estuvo en el lugar y en el momento perfecto. Qué más da si hay rap en ruso, turco, italiano, chino... Es un simple etnicismo y eso es fundamentalismo; yo sólo quería que en mi taller nos reconociéramos aymaras y no como chicanos ni como ‘vatos locos’ como ellos se creían, medio mexicanos. (...) Qué mejor separar a Abraham de ese slogan de rap en aymara y empezar a valorar al artista por su obra y no por su raza”, expresa el artista.
Sin embargo, la influencia de Bohorquez está presente en los compositores alteños del hip hop. “Octubre negro marcó mi vida. Desde entonces, me inspiro en lo que vive la gente y lo plasmo en mis letras. Comencé escuchando a Abraham en su programa de radio y su aporte está presente en lo que escribo”, señala Eber Quisbert (24). Y así lo demuestra ante la grabadora con una rima en aymara.
Jichhapi jichhanix/aka jachauru taginitaki purininix/pachakutix/Achachilanakan sankapa/phugañataki achachilakan/uraqipa sarnaqañataki/jayllinataki taqpacha machak thayanata. (Ahora es cuando/el gran día ha llegado para todos/pachakutiy/Para cumplir el sueño de nuestros abuelos/Para caminar por la tierra de nuestros abuelos/para cantar/cantar todos juntos/vientos nuevos).
Vamos a tomar un trago/ya empieza la fiesta/vamos a beber/ quiero tomar. La letra del clásico taquirari Trago patrón, interpretado originalmente por Gladys Moreno, se transforma en las voces de los cantantes de la agrupación cruceña Esencia Urbana. El 2006, el artista Ariel ‘Chulis’ Castillo mezcló este tema con rap y de allí surgió la pieza que Castillo bautizó luego como Vamos a tomar un trago. Fue la primera mezcla de este género con el folklore oriental.
El año pasado, este artista presentó el álbum K.R.U.CO.S. La producción reúne a seis grupos y siete solistas cruceños de rap donde también se oye esta fusión. El corte promocional de ese disco se titula Añoranzas de Santa Cruz, tema que inmortalizó el legendario Trío Oriental.
Similar estilo adquirió el grupo Bajo Gracia. “Hace dos años quisimos hacer algo de nuestra tierra. Y como somos cruceños, nació una mezcla entre el taquirari y el rap. Así nació Peladita linda”, comentó Isaac Becerra en una entrevista realizada por La Razón el 2009.
“El rap se está abriendo a nuevos ritmos bolivianos. No sólo se está fusionando con la música folklórica andina. Ahora hay rap mezclado con ritmos orientales y hasta chapacos”, confirmó Sdenka Suxo, coordinadora general de la Organización Komunidad Raptivista Urbana (O-kru). “Muchos grupos de hip hop en el país actualmente están fusionando este género con sonidos latinoamericanos como la percusión y la bossanova”, agregó.
Suxo asegura que paralela a la corriente impulsada por algunos grupos de El Alto —con temática social—, otras agrupaciones han puesto su mirada en reflejar la cotidianidad de los jóvenes.
Extraido de La Razón
Imágen extraida de Orianomada
Ver el Myspeace de Ukamau y Ké