Reciclar llantas una forma de vida

7 abr.- Mientras algunas personas tiran las llantas de vehículos en las calles, lotes baldíos, ríos o en basureros, hay familias que viven gracias a estos desechos, a los que le dan nueva vida transformándolas de mil maneras.

Uno de los emprendedores que transforma la goma es Nelson Lozada, un artesano que tiene su taller en la calle Inquisivi entre 6 de Agosto y Sajama. El hombre se dedica a comprar llantas de camiones, las corta y las deja listas para ser usadas por los confeccionistas de abarcas, correas de goma, tacos, bujes, trapeadores, pisos, guardabarros y pasto sintético, entre otros.

“Las llantas me traen de Santa Cruz cada semana, son de goma que no llevan lona, no usamos las llantas de Cochabamba porque aquí usan llantas llamadas “radial” que tienen hilos de alambre que impide cortarlas pasa extraer la goma”, explicó el entrevistado.

Cada llanta de camión le cuesta 120 bolivianos.

Lozada también busca llantas de avión porque son más grandes y tienen goma de buena calidad, aunque sean más caras, 300 bolivianos.

El hombre de 35 años trabaja en este rubro hace 20 años. Se inició en el oficio del reciclado con su tío cuando solo era un adolescente.

El trabajo es manual, debe pelar la llanta con un afilado cuchillo de hoja corta y una tenaza. Poco a poco extrae las piezas.

Los manchones, que son las gomas gruesas que sale de la trilla de la llanta, las vende a los “abarqueros” para que confeccionen abarcas.

Sus principales clientes son de Aiquile donde tienen su fábrica para la fabricación de estas singulares sandalias.

La lona, que es una tira de goma delgada, la vende a personas que fabrican correas para amarrar todo lo que se necesite, desde cargas de papa hasta el ganado.

Los pedazos de goma sobrantes la recogen mensualmente las empresas que se dedican a industrializar el material. Las funden para convertirlas en trapeadores, pisos para autos e incluso para la fabricación de césped sintético.

Lozada informa que la docena de manchones las vende en 60 bolivianos y la “brazada” de lona que mide aproximadamente 2 metros, a tres.

LONA

Bertha Apaza, es una comerciante paceña que tiene su puesto en la avenida Barrientos, cuenta que compra las lonas que produce Loza para cortarlas en tiras largas para venderlas como correas a 2 y 3 bolivianos, el metro lineal.

Con las lonas también fabrica recipientes que se usan como bañadores para lavar ropa gruesa, como bebederos o comideros de las aves de corral.

Apaza dice que sus principales clientes son gente del campo que necesita correas de goma para atar bultos, ganado, para sujetar la carga en camiones o taxis, entre otros. “La ventaja de usar goma como correa es que no resbala”, explica.

PROSIL APOSTÓ POR EL RECICLAJE Y SE CONVIRTIÓ EN UNA INDUSTRIA

La goma de las llantas recicladas es para la industria Prosil su principal materia prima para la fabricación de una serie de productos como pisos de goma para vehículos, guardabarros, pisos para domicilios, trapeadores, sopapas, suelas para calzados, tapones, empaquetaduras y otros.

Prosil es una industria joven, ubicada en la zona de Piñami, kilómetro 10 de la avenida Blanco Galindo y cuenta con aproximadamente 130 trabajadores. La administradora de la empresa Prosil, Mari Luz Rojas, señaló que la empresa compra llantas viejas de los gomeros y eco-recolectores.

En la empresa la goma es picada en un molino, luego se separa la goma (polímero), la lona y el alambre. Una vez seleccionada la goma pasa a la fundidora donde se mezcla con aceite reciclado de cocina para devolverle a la materia prima su flexibilidad.

Posteriormente, la goma líquida se vacía sobre moldes de aluminio y es prensada en una máquina eléctrica para obtener un producto nuevo: plantas de calzados, pisos y otros. El 90 % de la goma que emplea Prosil es materia prima reciclada por lo que su actividad contribuye al medio ambiente tan inundado de llantas viejas en desuso.

“MAMUT” FABRICA PISOS

Otra empresa dedicada a reciclar e industrializar la goma es Mamut que fue condecorada con el premio a la empresa emprendedora 2016 y con el premio Viva para Schmidhiny en la categoría impacto ambiental en 2018.

La variedad de productos que fabrica Mamut van desde pasto para canchas sintéticas, pisos y baldosas amortiguantes, pavimento contínuo de goma, pisos de poliuretano, pisos industriales y hospitalarios y otros.

Los propietarios señalan que la empresa tiene un alto impacto social y ambiental porque libera al medio ambiente de miles de llantas viejas.

Asimismo, causa un impacto económico importante, porque genera empleos directos e indirectos para personas y familias que se dedican a reciclar llantas viejas.

La empresa fue creada hace cuatro años por un grupo de jóvenes visionarios con el objetivo de fabricar y comercializar soluciones poliméricas de base tecnológica para la construcción con un enfoque de sostenibilidad e impacto generando innovación urbana.

Gente


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