Carlos Mesa devela sus propuestas si llega a la presidencia

14 abr.- El elemento desencadenante (de su candidatura) fue un cambio de mentalidad con relación al no o al sí, tuve que ver con el caso Quiborax", empieza a narrar Carlos Diego Mesa Gisbert, hoy uno de los mayores contendores políticos que busca hacer frente al presidente Evo Morales y el MAS que el 20 de octubre de este año buscará otra reelección presidencial, a sabiendas que por mandato del referéndum del 21 de febrero del 2016 (21F), eso no debería ser posible.

Mesa, otrora periodista, historiador, fue el sexagésimo tercer presidente de Bolivia desde el 17 de octubre de 2003 hasta su renuncia, el 9 de junio de 2005. Desde ese momento, estuvo ausente del escenario político, al menos en tres elecciones generales: 2005, 2009 y 2014.

Bajo esos antecedentes, el actual candidato por Comunidad Ciudadana (CC), una alianza entre el Frente Revolucionario de Izquierda (FRI) y Soberanía y Libertad-Bolivia (Sol.Bo), describe los pormenores de su candidatura, la propuesta país basada en un rotundo No al neoliberalismo, a la mantención de los bonos sociales, la profundización de las autonomías y desde el punto de vista institucional enfrentar la corrupción vía el restablecimiento institucional, la independencia de poderes, la meritocracia de sus actores y los principios democráticos.

P. ¿En qué momento toma la decisión de ser candidato a la presidencia 2019?
C.M.: Fue el caso Quiborax. Ese hecho marcó para mí, no como un elemento central sino como un efecto desencadenante. Yo, como ex presidente, tenía que enfrentar una maquinaria tan obvia, tan sesgada para generar una falsa acusación, carente del más mínimo fundamento. Afortunadamente pude demostrar no solo que no tenía responsabilidad alguna, sino que quienes me acusaban eran los responsables.

Digo desencadenante, porque ahí entendí algo muy importante: primero, la experiencia personal de sufrir una presión de esa naturaleza, y entender que uno puede pensar que ha dado mucho por su país diciendo que fui periodista, cineasta y tantas cosas subjetivas. Ahí surge una responsabilidad con el país, que me generó un giro de 180 grados, que me permite decir: quiero ser candidato porque Bolivia necesita una persona que sea capaz de liderar un proceso de transformación. Y entonces, a partir del 6 de octubre, es una decisión categórica y clara de un compromiso político inequívoco de llevar adelante este proyecto.

P. ¿Que rescata a favor y en contra de este largo periodo de gobierno?
C.M.: En todo estos demasiados años, hay cosas positivas, mencionaré dos: uno tiene que ver con los bonos, que creo son aportes significativos en la lucha contra la pobreza y las mejoras sociales y el otro es un camino que no está concluido pero es muy importante y profundo en dirección a la inclusión y al fin de la discriminación.

Desde el punto de vista negativo, yo uso la palabra demasiado. Son 13 años de demasiada injusticia, inseguridad, abuso de poder, corrupción. Este último es probablemente uno de los elementos más graves. Además, demasiado nivel de ilusión de éxito económico que en realidad es un estancamiento. Lo que pasa es que estamos hartos de que nos digan que esto es la mejor Bolivia que podemos tener, lo cual no es cierto.

P. En ese contexto, ¿cuál es esa alternativa país que ofrece Carlos Mesa?
C.M.: Un primer elemento que tengo que decir es que nosotros estamos en construcción de nuestro programa de gobierno. Primero, desde un punto de vista político y la construcción de la sociedad, hay que construir una democracia del siglo 21. Una democracia que no sea la vuelta al pasado, del cuoteo y del anillo al poder de un grupo de élite que gobernó el país entre 1985 y el 2006; pero mucho menos el autoritarismo y el abuso de poder del que somos víctimas en el actual gobierno.

P. ¿Cómo instrumentar todo ello?
C.M.: Esa democracia del siglo XXI implica premisas muy simples pero tendrá dificultades de concreción si no somos categóricos. Tiene que ser separación de poderes, tiene que haber alternancia de mandos y transformación radical e inmediata del desastre de justicia que tenemos, probablemente el peor de la historia.

En lo económico, tenemos que reorientar el modelo productivo sobre una visión de establecer un nuevo paradigma que no sea el modelo del extractivismo. Eso implica ver qué capacidad tenemos de innovación, tecnología, trasferencia tecnológica e inversión productiva útil para el país. Ese modelo debe estar basado de manera racional y sensata en el medio ambiente, en el concepto del cambio climático como articulador de la economía.

P. ¿Es posible equilibrar desarrollo con respeto y protección del medio ambiente?
C.M.: Por supuesto que sí. Y eso no tiene que ver con la lógica de que, a entonces, no vamos a generar soya transgénica o no vamos a poder generar una nueva frontera agrícola. El concepto es decir primero: qué nos representa el nivel de productividad en el ámbito de la agroindustria. Debemos definir si la productividad se resuelve por vía de la extensión o de la eficiencia por hectárea, lo que significa enfatizar crecimiento vertical más que el crecimiento de expansión.

Segundo, hay que establecer cuántas tierras ociosas tenemos en nuestro campo en el área de Santa Cruz que es la más rica del país o cuánto de ese espacio puede ser utilizado sin hacer un crecimiento de la frontera agrícola.

P. En el contexto político, en ese péndulo entre la derecha y la izquierda, ¿donde se ubica Carlos Mesa?
C.M.: Te lo voy a explicar de la manera más gráfica. Uno, no voy a suprimir los bonos que están vigentes. Dos, no voy a privatizar absolutamente nada, ni se me ha pasado por la cabeza privatizar absolutamente ninguna empresa. Tres, no creo en las recetas neoliberales para resolver los problemas estructurales de la economía. Califícame como tú quieras.

P. ¿El corto periodo de su gobierno entre 2003 y 2005, es hoy una lección aprendida?
C.M.: Es la mejor lección que uno puede recibir para hacer política. No solamente que cuando llegué a la presidencia no tenía la experiencia que creo tener hoy, sino porque me tocó uno de los momentos más difíciles de la historia republicana, en términos políticos, económicos y sociales.

Los resultados entre luces y sombras tienen tres o cuatro cosas importantes: desde un punto de vista político la concepción de que había que respetar los Derechos Humanos por encima de todo y que la vida era una cuestión sagrada que el Estado debía respetar. Segundo en términos económicos, heredé un déficit fiscal del 8% del PIB (Producto Interno Bruto) y dejé al país con menos de 2,5%. Empecé con una exportación de 1.300 millones de dólares y dejé con un margen de 2.800 millones de dólares y establecí un momento de déficit que estaba vinculado a la imposibilidad de pagar salarios a una economía austera y saneada. Eso quiere decir que tuvimos una gestión sensata.

P. ¿Su gobierno tuvo un distanciamiento con Santa Cruz. ¿Qué le dice hoy a esta región pujante?
C.M.: Aquello fue un montaje armado completamente falso que no tenía vinculación con la realidad. Mi relación con Santa Cruz, desde mis padres ha sido estrechísima. Yo he desarrollado mi afecto por Santa Cruz, a través de una persona que fue mentor de mis padres, cuando ellos eran dos jóvenes historiadores desconocidos. Ese cruceño notable, fue Don Humberto Vásquez Machicado, uno de los grandes historiadores bolivianos, tuvo el espíritu abierto de mente de decir: voy a darles un espaldarazo a estos jóvenes que dijo: okey acepto escribir con ustedes el libro del Manual de la Historia de Bolivia, que es el más conocido de esos años. Eso fue para mis padres un extraordinario agradecimiento.

Yo siempre tuve una buena visión de Santa Cruz. He sido productor de una película que es Jonás y la Ballena Rosada, basada en una novela cruceña. Y filmamos aquí en la casona a media cuadra de la plaza 24 de Septiembre y fue la película más taquillera en su momento.

P. ¿Y qué hacer con la autonomía, que sigue siendo la asignatura pendiente?
C.M.: Decir categóricamente: fui el primer presidente expresa y explícitamente favorable de la autonomía del país. Fue el 20 de abril de 2004, en mi discurso de 10 años de la Participación Popular, dije que la autonomía es imprescindible para Bolivia. Es más, nuestro prefecto de entonces, Carlos Hugo Molina y el Ministro de Participación Popular, Roberto Barbery, me propusieron un par de Decretos que establecía un nivel muy importante de potestades y acciones de un Consejo que no es hoy la Asamblea departamental, para la descentralización de la educación y salud, en términos de ítems, que no fue respaldada por razones políticas incluso en esta propia región. Y el otro decreto fue la proposición de elección directa por voto popular de gobernadores que fue hecha en nuestro gobierno.

Además, dos cosas que no se me aprobó en el congreso: el proyecto de Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente que luego ejecutó en el gobierno de Evo Morales y el proyecto de Ley de convocatoria de referéndum autonómico que se hizo en este gobierno.

No son palabras, son hechos que no fueron cumplidas por el congreso que yo no tenía. Cuando yo digo que fui el primer presidente favorable a las autonomías no es que estaba descubriendo el agua tibia. La demanda data del memorándum de 1904, Santa Cruz gestó las autonomías.

La otra gran trampa de las autonomías es decir que dicha demanda es de las élites, eso no es verdad. La élites por entonces recogieron esas demandas. Por tanto, hay que hacer que las autonomías sean una realidad a partir de la Ley Marco de 2010.

"Gracias a la tecnología en telecomunicaciones y al esfuerzo de las empresas que prestan el servicio, Bolivia está tan avanzada en nuestro rubro como los países desarrollados"

2003 Histórico
En octubre cae Gonzalo Sánchez de Lozada y Mesa se queda de presidente

2009 Refundación
Se aprueba la nueva Constitución del Estado Plurinacional

2016 No a Evo
En el referéndum la población no a la repostulación presidencial.

Corrupción, salud y educación

Mesa remarca que será imposible superar la corrupción reinante en el país si no existe una recomposición institucional del país. "Si una comisión de la Asamblea Legislativa, va a investigar de un caso de corrupción, controlado por dos tercios del Movimiento Al Socialismo, no hay ninguna posibilidad de que un caso de acusación contra el partido de gobierno como ha ocurrido con el caso CAMC de un resultado positivo. Por lo tanto, hay que recomponer el sistema institucional", enfatiza.

Según el candidato del CC, en este momento en el sistema de justicia actual se tiene tres problemas fatales: primero, militancia partidaria; segundo, corrupción de los funcionarios; y tercero, que es increíble, la incapacidad de llevar adelante fallos adecuados.

*Educación. "Cualquier proyecto histórico que tu plantees desde la política para la transformación social, pasa necesariamente y obligatoriamente por la educación", señala Mesa. Sin embargo, destaca que en este gobierno de Evo Morales se ha logrado cerrar con la presencia importante de número de estudiantes en el nivel primario y secundario, incluso en educación superior.

"En todo eso ha habido avances en la cantidad de estudiantes. Pero el gran drama es la calidad. Y para saber el lugar donde estamos tienes que tener un nivel de medición internacional de la calidad educativa, del cual por razones ideologizadas este gobierno evitó dicho proceso", remarca.

Entonces lo primero es terminar el aislamiento de la clasificación de nuestra propia interpretación y comparar con los países vecinos y saber dónde estamos, qué es lo que nos falta y en qué estamos fallando.

" Eso implica plantearnos una reforma educativa en un triángulo fundamental donde estén maestros, administrativo y estudiantes acompañados de los padre de familia. En ese contexto debemos visualizar, si es posible construir un triángulo razonable en el que el factor fundamental, el magisterio, está dispuesto a la transformación. Si este sector no acompaña una cruzada nacional por la educación por razones vinculadas justamente a solo cuestiones salariales, pero retóricamente por cuestiones ideológicas, creo que va a ser difícil", señala.

*Salud. "Primero no se debe entrar en la falsa discusión: si estás o no de acuerdo con el SUS (Sistema Universal de Salud)", enfatiza Mesa, al afirmar que nadie debe estar en contra del SUS, como obligación y el deber ser del gobierno.

Pero, el candidato de CC, se plantea el cuestionamiento de ¿si el Estado boliviano está en condiciones de dar el servicio del SUS a todos los ciudadanos?. "La respuesta es no. El Estado no está en condiciones de brindar en este momento un servicio de ese nivel, lo que no significa que no vamos a aplicar el SUS", argumenta.

Por tanto, lo importante es entender dónde está el eje del problema, remarca Mesa que puede ser inherente a ítems, equipamiento, infraestructura. "Mi impresión es que el problema está en la gestión de administración de salud. La respuesta es encontrar el motivo o la razón por lo que una señora que ha hecho tres días de cola para conseguir una ficha, luego 10 días para que le hagan el diagnóstico y otros 30 días para que le hagan el tratamiento y hasta eso se muere. Entonces el día que establezcamos una respuesta a todo eso, por lo menos habremos resuelto la mitad del problema".

*Campaña. Mesa cierra el contacto con El Día al confesar que su campaña está abocada en el contacto día a día con la gente, visitando directecamente diferentes sitios del país sin desestimar, no descarta el contacto vía Twitter como estrategia electoral.

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