Al igual que los adultos, los niños también sufren de diversas enfermedades en los pies que son comunes en épocas de calor, descuido de la mamá, por desconocimiento, y en algunos casos por problemas hereditarios, claro que la diferencia está en el tratamiento que se le da debido a la piel delicada del niño. La podóloga Mariela Cuéllar del centro médico ProMed, indica que los uñeros, hongos, verrugas, y uñas encarnadas, son el común denominador. Asimismo, indicó que los padres deben estar atentos al modo en que caminan, o como se paran sus hijos para detectar alguna anomalía.
Los uñeros. El uñero es una infección que afecta al pliegue cutáneo que rodea la uña del niño. En la fase más aguda, se manifiesta con hinchazón y enrojecimiento de la piel, que está caliente al tacto y en la que, a menudo, aparecen pequeñas ampollas. Si se oprime la zona, se advierte un dolor intenso en la base y a los lados de la uña, y puede llegar a salir pus. La especialista indica que este problema es ocasionado por un mal corte de uña (redondeado y corto, en vez de recto), y en pocas veces por la forma de cuchara de las uñas que tienen de nacimiento. Además, recalcó que cuando el niño ya camina y está fuera de casa, peor en un suelo áspero, debe usar zapatos cómodos para proteger la piel delicada del niño de las infecciones.
Hongos y verrugas. El problema de las hongos generalmente surge por contagio en la piscina, cuando juegan en la tierra o en el barro. "A veces ocurre también que los niños usan las mismas chinelas que sus hermanos, y es ahí que se da el contagio, otro aspecto importante es la higiene, el de mantener limpio y seco el pie", acotó. En cuanto a las verrugas explicó que surgen de alguna herida o raspadura, y al estar en contacto con alguien que ya la tiene.
Antes y después de caminar. Por otra parte, anotó que es muy común ver a las madres colocándole zapato a los niños antes que caminen. "Solo se debe optar por colocarle zapatillas de tela para protegerle el pie, porque los pies están en crecimiento son muy flexibles, entonces pueden torcerse o deformarse sin que uno se de cuenta", aseveró. Cuando aprenden a caminar, el mejor ejercicio para sus pies es precisamente caminar. Por otra parte, después de los 3 años, habrá que observar si el niño cae, tropieza, tiene dolores, o ver como gasta la base del zapato para valorar algún defecto.
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