Ruth Nina, aguerrida mujer que pretende cambiar el rumbo del país

No es de las que se dejan en la vida. Trabaja, pelea, lucha hasta que consigue lo que quiere. Así fue cuando vendía chucherías en la calle y se defendía de los guardias municipales, cuando tenía siete trabajos en España, o cuando se hizo dirigente de más de 300 choferes, todos ellos hombres, muchos de ellos machistas.

Ruth Nina es ahora la única mujer que postula a la presidencia de Bolivia, en una lista de otros ocho candidatos hombres. Pero, el género no hace la diferencia. La diferencia está en que ella es aguerrida, sin pelos en la lengua, sin medias tintas al responder preguntas, sin miedo a la hora de hacer sus propuestas. Así, no se amilana al proponer que el museo de Orinoca se convierta en cárcel para los corruptos del actual Gobierno o al denunciar actos de corrupción en la Policía, como el caso Anapol.

Ella, además de ser candidata presidencial, ella, que no es esposa de nadie, es la máxima dirigente de la Asociación Nacional de Esposas de Suboficiales, Sargentos, Cabos y policías (Anesclapol). En otras palabras, es la voz de los policías de baja graduación que, por ser uniformados, carecen de voz.

Una mañana de sábado, antes de marcharse a Pando para una nueva jornada de campaña, hace escala en La Paz y acude a Página Siete para la entrevista.

“Yo he nacido en La Paz, pero casi toda mi vida he vivido en Cochabamba, en Quillacollo. Soy más cochala que paceña”. Así se presenta esta mujer de estatura mediana, cabello teñido y rostro maquillado.

Ruth Nina es hija de un policía y de una comerciante capinoteña. Es la segunda de siete hermanas y en un hogar tan numeroso el dinero era escaso, así que desde los 10 años, Ruth y sus hermanas iban al campo a cosechar papas, zanahorias o camotes para que, al final de la jornada, les dieran una canasta de productos como paga.

Luego se haría comerciante ambulante de todo un poco. Según recuerda, fue ahí donde descubrió su vocación por la dirigencia. “Los guardias municipales nos quitaban las cosas, yo salía al frente y las defendía. Ahí he aprendido a defendernos”.

En su etapa de comerciante viajó a Chile y a Desaguadero para traer mercadería. Así pudo pasar de las chucherías a los electrodomésticos.

Pero, algo empezó a ir mal con el comercio y ella misma no se sentía feliz porque no había logrado estudiar. Un buen día tomó un avión y se fue a España a vivir. Que fue a vivir es mucho decir. Ella fue a trabajar porque quería ahorrar para regresar y cumplir con sus sueños.

“Allá tienes que trabajar cuidando a los viejitos, tienes que limpiar wáteres, tienes que hacer limpieza en los pisos, tienes que trabajar en lo que puedas”. Tenía siete trabajos y descansaba unas tres horas diarias. No podía perder el tiempo durmiendo. A ese ritmo, pudo no solamente ahorrar, sino que llevó a sus hermanas, una a una, para que también cambiaran su vida.

Cuatro años después de haber trabajado de todo, con un capital en las manos, regresó a Cochabamba dispuesta a estudiar y a seguir trabajando. Se inscribió en la carrera de Derecho, se compró un trufi, se afilió a un sindicato y se convirtió en chofer del servicio público. Sin embargo, por las normas del sindicato, debía cumplir con todas sus rondas y no podría asistir a clases por las noches, como era su intención.

“Era un sector machista y vi que había discriminación. La única forma de parar eso era haciendo valer mis derechos, yo ya estaba en segundo año de derecho”, recuerda con una sonrisa en los labios y una picardía que brilla en los ojos.

“Agarré la Constitución, hice mi nota y le dije al presidente ‘quiero ejercer mi derecho al estudio’. Me respondió que ‘aquí no hay derecho al estudio, usted tiene que trabajar, es una más de los socios’”.

Amenazó al sindicato con una demanda por violar su derecho al estudio y el dirigente no tuvo más que ceder. Entonces no sólo ella, sino otros choferes también pudieron entrar y salir de la ruta cuando quisieran para estudiar. Ella se graduó de abogada y otros se hicieron contadores, auditores y otras profesiones.

Viendo que había logrado algo que parecía imposible, el 99% de los afiliados de 10 líneas del transporte la nombraron presidenta del sindicato. “El único que no votó por mí fue el anterior presidente”, dice mientras ríe. Ahí estaba ella, dirigiendo a 300 hombres que, entre charla y charla, decían que era una vergüenza que una mujer fuera su dirigente, pero ya no había nada que hacer, estaba elegida.

Ruth Nina contesta todas las preguntas, salvo la de su edad. Y la que contesta a medidas es la que tiene que ver con su vida privada que, según dice, “es privada”. De todas formas, suelta que no está casada y que no tiene hijos. “Hoy voy por mi sueño, pero ya llegará el momento en que me tocará ser esposa, ser madre”. Ya es una líder sectorial, pero ahora quiere ser presidenta del país, aunque en las encuestas ni siquiera aparece. Es candidata por el Partido de Acción Nacional Boliviano (PANBOL), el partido de los policías de bajo rango.

¿De dónde ha aparecido su partido? Tiene 120 mil firmas. ¿Cómo las ha logrado?

Este partido, antes de conseguir la personería jurídica, ha hecho dos intentos en los cuales se le ha rechazado la personería jurídica. Esta es la tercera vez y se ha logrado este 2018. Este partido no ha necesitado salir a las calles, sino que ha ido a los sectores, como a los comerciantes, transportistas, la familia policial.

¿Cuál es el objetivo de PANBOL en la política?

Buscamos cambiar la politiquería, transformar la política con nuevos líderes. Nos hemos cansado igual que el pueblo boliviano de tener los viejos políticos. Asimismo, nos hemos cansado de este gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), que no respeta la Constitución ni la democracia.

En el discurso ideológico, ¿dónde se ubican ustedes, es decir, en la derecha o la izquierda?

Nosotros no somos ni de la izquierda ni de la derecha, nosotros somos igual que el pueblo que se ha cansado de los viejos políticos de la derecha, se ha cansado de la izquierda, de este Gobierno. Este partido quiere ser la nueva esperanza para los bolivianos.

¿Cuál es la relación de este partido con la Policía?

Yo soy la representante de la Asociación Nacional de Esposas de Policías. En 2012, cuando hubo una gran movilización con el motín policial, yo he estado entre las bases, hemos luchado por la reivindicación de este sector, por un salario justo, una vivienda digna. Hoy por hoy, los policías son explotados y es la clase más pisoteada por este Gobierno. Este año he sido elegida presidenta de Anesclapol para seguir en la lucha. Iniciamos el 2018 rechazando el descuento que este Gobierno ha impuesto a la Policía Boliviana. La Policía, conforme a la Ley 101, no puede ni siquiera expresarse, no puede opinar; entonces, por eso nuestro sector (de esposas) se ha visibilizado. En un congreso nacional decidimos buscar un espacio político porque nos hemos cansado de pelear desde las calles, porque nunca nos han escuchado. Nos ofreció la vicepresidencia el doctor (Félix) Patzi, del Tercer Sistema, pero nosotros hemos rechazado porque es un disidente del MAS y nosotros lo que queríamos era una nueva imagen. Por eso decidimos seguir adelante con PANBOL.

¿Los policías deciden postular a una mujer porque ellos no pueden expresarse?

Evidentemente, en todas las movilizaciones han sido las mujeres de Anesclapol, las esposas, las hijas, las viudas, que siempre han iniciado cualquier movilización. Por otro lado, es muy interesante ver que ningún partido ha apostado a una mujer, pero este partido ha sido el único que ha apostado a una candidatura de una mujer.

La Policía ha protagonizado hechos cuestionables en el último tiempo. Por un lado, está su afinidad con el Gobierno y por otro, hay denuncias de corrupción y malos manejos. ¿Cómo piensan ustedes conquistar ese electorado con esa imagen?

Cuando el general (Faustino) Mendoza indicó que toda la Policía era afín al MAS, inmediatamente nosotros en una asamblea rechazamos esas declaraciones. No puede ser que se tome atribuciones en nombre de toda la familia policial, que hoy por hoy está pisoteada. Nosotros no podemos ni tapar ni ser cómplices de la corrupción, prueba de ello es que hemos denunciado los actos de corrupción de la Anapol. Hemos hecho la denuncia al Comando General, al Ministerio de Gobierno, al Ministerio de Transparencia, al Defensor de Pueblo, a todas las instituciones para que se destapen todos estos actos de corrupción y por eso han rodado cabezas y están en la cárcel 11 autoridades. También hemos exigido que los cadetes sean procesados, porque comete delito el que paga y el que cobra. También hemos denunciado que había tres tipos de postulantes, los que entran por su capacidad, los cadetes pluris, quienes son hijos de grandes organizaciones sociales, como ser del Chapare y de otras organizaciones sociales que son afines al Gobierno, que sabemos que son por lo menos el 60% y finalmente están los muñecudos, que pagaban.

Se acusa a la Policía de tener intereses políticos y por eso ataca a los opositores en las marchas y defiende a los masistas. ¿Cuál es la verdad?

Se ve que hay una línea del Gobierno de pisotear la Constitución. La obligación de la Policía es resguardar a la población boliviana, pero eso se ha vulnerado cuando se ve claramente que reprimen a la oposición y a los afines al Gobierno más bien creo que los resguardan. Pero, el pueblo también tiene que entender que la Policía lo único que hace es cumplir órdenes, órdenes mal dadas, pero eso debe cambiar. Por ejemplo, en el conflicto de Achacachi hemos pedido que se deje de reprimir, igual en el caso de la UPEA, donde hay hijos de policías.

Ustedes representan a las bases; entonces, ¿qué llegada pueden tener en otros niveles?

La gran masa está en la familia policial de la clase subalterna, de bajo rango. Los jefes oficiales tienen también su organización de esposas que solamente se dedican a compartir una taza de café, a jugar canasta y no les interesa casi nada la reivindicación.

Se ha acusado a su partido de ser palo blanco del MAS, para dispersar el voto de la oposición. ¿Qué puede decir al respecto?

Nosotros somos la esperanza del pueblo boliviano; entonces, nos han inventado que somos palo blanco del MAS, incluso nos han dicho que somos palo blanco de la derecha, que Manfred Reyes nos ha creado. Hay que ver quién está liderando. Quien les habla es una mujer que no solamente viene de la Anesclapol, que fue dirigente del autotransporte en Cochabamba por dos gestiones, donde me han elegido porque soy contestataria al Gobierno. Ahora me he enfrentado a generales, coroneles, tenientes, oficiales y contra el mismo Gobierno, al cual le he exigido que no le quite el pan de la boca a mi sector, que no le descuente a la Policía Boliviana. Yo no puedo prestarme a mi verdugo para ser palo blanco, jamás lo haría. Con quien menos me aliaría sería con el MAS, no después de haber sufrido tanto.

¿Cómo está pensando encarar la campaña ante un aparato tan grande como es el del MAS?

PANBOL ha venido con su marraqueta bajo el brazo porque es el único partido que tiene una base social en los nueve departamentos. En todas las fronteras hay un policía, y detrás de ese policía está una esposa comerciante, está un hijo médico, profesores, estudiantes. Los otros partidos no tienen base social; no sé cuál es la base social de Mesa, aparte de 30, 40, 50 (personas) de las plataformas. Cárdenas lo propio, por eso estamos muy seguros de que nosotros vamos a ser gobierno porque no solamente es la familia policial, son los comerciantes, gremialistas, transportistas que se identifican con nosotros.

¿Cómo evalúa el avance de las mujeres en el representación política?

Es un derecho que no nos han dado. Quienes ocupan los curules, las señoras Bartolinas, no tienen decisión propia (las decisiones) vienen de arriba, de sus jefes y les dicen cuándo deben levantar la mano y cuándo deben bajar las manos. En cambio a nosotras no nos van a poder manipular. Incluso las compañeras del Chapare son obligadas a ir a las movilizaciones, a las marchas del MAS, porque si no, se les va a quitar sus catos de coca porque hay como una dictadura dentro del mismo Chapare.

¿Cuál es su opinión sobre la reivindicación del aborto como un derecho de salud pública para las mujeres?

Hay que respetar los derechos de las mujeres. Las mujeres son dueñas de su cuerpo; por eso, algunas quieren que se aplique esta norma, pero otras compañeras no. Pienso que antes de lanzar este tipo de resolución se debe hacer un referendo porque creo que las mujeres tenemos derecho a elegir.

¿Cuál es su posición sobre las diversidades sexuales?

Respetamos los derechos desde que uno nace. No podemos decir que vamos a discriminar por ser homosexual. Antes de tomar una decisión unipersonal hay que llegar al consenso. Como dirigente sindical he aprendido que no puedo tomar las decisiones de forma autoritaria, sino, consultando a las bases.

HOJA DE VIDA

Formación Es abogada, carrera que estudió después de ser comerciante, empleada en España y chofer de trufi.
Dirigencia Lo suyo es la dirigencia sindical. Fue líder de los comerciantes, de los transportistas y ahora es dirigente de las esposas de los policías.

Página Siete

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