El Alto hace 100 años atrás

En 1913, es decir, hace 100 años, Bolivia transitó por dos gobiernos liberales: el primero encabezado por Eliodoro Villazón Montaño, quien dejó el mando guberanamental el 4 de agosto; y el segundo, Ismael Montes Gamboa, que asumió la conducción del país, ese mismo día, después de un periodo presidencial.

Para los liberales (1989-1920), el trasporte se constituyó en uno de los principales propósitos de sus gobiernos y los emprendió con un particular énfasis: el ferroviario cobró notoriedad, el terrestre mereció un singular impulso y el aéreo su gestación. Emprendimientos ejecutados, en gran parte, en el actual territorio alteño, que fue elegido para estas históricas incursiones, en atención a su privilegiada ubicación geográfica.

Para ese año, principalmente la parte oeste de la zona 16 de Julio y La Ceja, concentraban la incipiente actividad de los circunstanciales transeúntes, y por añadidura de los comerciantes. Unos, eran los pasajeros del servicio de transporte ferroviario Guaqui La Paz, que contaba con un considerable flujo; otros, aunque con disminuida predilección, optaban por las carretas y los precarios automóviles que ya prestaban un servicio tímido a Oruro; mientras que otros, es decir los comerciantes, no renunciaban a sus acémilas y finalmente, los hacendados que junto a su personal de apoyo, que además debían ser considerados los primeros alteños, interactuaban en sus propias dinámicas.

Ese año también, se celebró el décimo aniversario de funcionamiento del servicio de trenes Guaqui-La Paz, inaugurado precisamente en esa zona el 25 de octubre de 1903, por el presidente José Manuel Pando. Este servicio promovió en ese lapso, la generación de una marcada actividad económica en torno, principalmente a la Estación férrea, cuyo inmueble destinado a la jefatura, fue demolida hace un par de años, para la ampliación el comercio informal.

Retrotrayendo el tema, hace un siglo, se iniciaron las labores de explanación de los terrenos para la futura pista (más de 5 décadas después, precisamente el 6 de marzo de 1966, se inauguró el Aeropuerto Internacional “John F. Kennedy” de El Alto). Los italianos Miguel y Napoleón Rapini, fueron los visionarios e intrépidos “aeronautas” que promovieron el inicio de la era aeronáutica del país. Éstos, el 13 de abril de ese año, anunciaron en El Diario, que “volará” por primera vez en Bolivia un aparato aéreo, la nota periodística también informó que para ese día, el sistema de tranvías habilitó un especial itinerario a partir de horas 09:00, por la masiva afluencia que se advertía, las salidas se programaron para cada meda hora.

El Decano de la Prensa Nacional, dos días después de ese hecho informó: “Una gran parte de la población se dirigió el domingo al campo donde deberían efectuarse los anunciados y discutidos vuelos de los hermanos Rapini. Luego de dos intentos fracasados, en el tercero al fin comenzó a elevarse cuando Napoleón Rapini, notó que tenía a corta distancia la línea del telégrafo y pensando que no podía salvar ese nuevo obstáculo, intentó girar, no obstante de hallarse todavía a muy poca altura. El fuerte viento que hacía, cogió el costado derecho y con un fuerte golpe del aire volteó rápidamente el aeroplano, que cayó casi todo deshecho”.

Posterior a ese intento de ganar las alturas, se sucedieron una serie de pruebas, y recién siete años después, tendría éxito una incursión aérea en El Alto de La Paz y por tanto en Bolivia.

Otro tema que aludió El Diario de ese año, se refirió al retorno de la comisión oficial que viajo a Chile, para participar de la inauguración de la vía férrea Arica-La Paz. La comisión llegó el 14 a El Alto, y descendió de inmediato a La Paz, para recibir los honores por esa visita positiva al país vecino. Aunque no se tiene aún información, se puede suponer que ocurrieron actos de celebración en El Alto, porque paralela a esa inauguración, empezó a funcionar la estación ferroviaria de ese tramo en El Alto, antes de que sea extendido a La Paz.

Asimismo, El Diario ese año, se refirió acerca de los problemas de tráfico de las empresas ferroviarias que operaban en El Alto entre sí, principalmente respecto a la sincronización con el tren eléctrico o “troley”, que más tarde fueron reemplazados por los tranvías. Se informó de los detalles, ocurridos en esos procesos, que actualmente pueden ser considerados como domésticos, el excesivo tiempo de estacionamiento de los trenes en Viacha, dificultad que se supero tiempo después de una instrucción: “los trenes vendrán hasta El Alto, sin trasbordo en Viacha y allí los pasajeros pasarán al eléctrico, sin esperar el trasbordo del equipaje ni carga”.

Finalmente, ese medio impreso, registró un último hecho, referido a la muerte de un funcionario de los trenes que murió de manera “horrorosa”, cuando cumplía sus funciones.

Pese a que el periodismo de la época, no registró hechos notorios en ese año, se tiene evidencias de que los diferentes regimientos militares realizaban sus demostraciones castrenses y “revistas”, además del desarrollo de competencias ciclísticas y las actividades de escultismo.

La Ciudad de El Alto, hace 100 años, como hasta la fecha, sigue con esa misma condición: “paso obligado”, pero en la actualidad, no sólo se debe a esa privilegiada ubicación geográfica, sino que también se constituye en una parada obligada de los políticos y de los gobiernos, porque y principalmente, desde hace una década ninguna consideración en esos ámbitos, “pasan de largo” por la Ciudad de El Alto.

Texto: Johnny Fernández Rojas

Historiador y periodista alteño

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