Otro palazo. Otro golpe en la Bombonera, ésa que disfrutó tantas noches de Copa. Pero esta vez, de nuevo, a Boca le rompieron la Copa. Y más por limitaciones propias que por méritos ajenos. Porque tuvo tiempo para recuperarse del gol de cabeza de Scotti (Chiqui Pérez perdió la marca), generó algunas opciones, pero no la pudo meter en todo el partido. Y enfrente no hubo un equipazo, sino un duro Nacional que defendió con inteligencia y garra esa ventajita que sacó a los 20 del primer tiempo. Tuvo chances el Burrito Martínez, la tuvo Clemente, también Erbes en el final, pero a este Boca le falta esa voracidad tan necesaria en momentos críticos.
Riquelme volvió y de nuevo quedó en claro que no es salvador. El domingo fue de lo mejorcito en el 1-3 vs. Unión y ahora casi no arrancó. Fue mejor lo del primer tiempo, en tándem con Clemente, que lo del segundo, en el que tuvo un tiro libre que dio en la barrera. La gente cantó y alentó, el equipo atacó, pero le faltó frescura y dinámica, hambre de triunfo, lo que mostró Martínez con sus movimientos verticales y también Erbes. Viatri no es el 9 que necesita en el área, que inspira respeto, que genera temor. Bianchi movió el tablero metiendo a Acosta por Sosa, después Blandi entró por Chiqui, pero fue la misma canción. Más que ataques, adelantamientos sin claridad.
Una derrota más de Boca en la Bombonera, que duele. Ya había perdido con Toluca y ahora con Nacional. Y en el torneo, con Unión. ¿Chau Libertadores? Por nivel, sí. Pero los números aún le dan vida, está mejor en las posiciones que en el juego: Boca está tercero con tres puntos, debajo de Nacional (siete) y Toluca (cuatro). Y el jueves se va a jugar la ropa en Montevideo.
Olé
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