Entrevista a Remedios Loza: Ex líder de CONDEPA

La ex líder de Condepa no se lleva bien con las computadoras y el celular es un ‘bicho’ que ya no la molesta. Prefiere trabajar en su casa, escuchar música y cuidar sus plantas. Además, tiene una joya preciada.

A veces, por las noches, cuando está sola en su habitación de El Tejar, Remedios Loza empieza a recordar aquellos años cuando trabajaba en radio Metropolitana y escuchaba a la gente de la calle en la Tribuna Libre del Pueblo. Se acuerda de Carlos Palenque, de sus años de diputada, de su candidatura a la presidencia de la República, de la muerte del ‘compadre’... del fin de Conciencia de Patria (Condepa): “Hay ratos así, en los que me dan ganas de llorar porque veo todo como una película, hacia atrás, y pienso en todo lo que se pudo hacer”.

A los 61 años, Loza pasa la mayor parte del tiempo en su casa. Le encanta trabajar en sus artesanías para Alasitas. Con sus manos es capaz de hacer sombreritos de cinco centímetros de altura y que caben en la punta del pulgar de un niño.

La ‘comadre’ es una mujer que no se queda con los brazos cruzados. Estos días se dedica a la confección de prendas para los bailarines de la fiesta del Gran Poder.

Siempre que trabaja está acompañada por su mejor amiga: la radio. Por lo general, escucha a Sandro, Julio Iglesias, Camilo Sesto, Los Chalchaleros... Pone la música fuerte hasta que una muchacha ingresa a su cuarto y le baja el volumen a la radio. “Ay mamá, vos siempre así”. Es su hija Sayumi.

En los momentos que habla de Sayumi (cuyo nombre significa “mi princesita”, en japonés) mira hacia arriba y dice que es su tesoro, la razón de su vida. “Es mi joya más preciada”, dice casi emulando una frase acuñada por Carlos Palenque.

Luego, con una sonrisa juguetona susurra: “Quisiera ser abuela, pero no depende de mí, sino de ella”.

La radio es, en palabras de la ‘comadre’ Remedios, su otra pasión. Hoy es directora de radio Andina, que está a cargo de su familia; ella sólo a veces se pone delante del micrófono. Cuando entra a la cabina, cambia el tono de su voz, habla como si enfrente estuviera viendo el rostro de sus oyentes. Se apasiona.

¿Qué otras cosas le apasionan? “El fútbol”, responde y otra vez salta aquella risita pícara en su rostro moreno. Cuando era joven ella rezaba al santo Pilato y le amarraba los pies a un muñeco que representaba al rival de turno. Pero si perdía su equipo, The Strongest, ella lloraba, lloraba y se ponía de mal humor.

Cuenta que no va al estadio, sino que prefiere oír los partidos junto a su mejor amiga. “Es que soy muy nerviosa”, se justifica. Se considera más tradicional que moderna. Loza prefiere regar sus plantas (le encantan las rosas) a estar prendida a la computadora. “Es un bicho con el que nunca me voy a llevar... ni muerta”.

Otro ‘bicho’ que ella ha matado con placer es el teléfono móvil. “Antes me esclavizaba, no podía ir a ningún lado sin celular. Lo perdía y la gente decía que me llamaba. No podía estar tranquila un rato... era feo”.

A veces, por las noches, también piensa en sí misma. “Estoy viviendo las tres de la tarde de mi vida. Tengo más por vivir, pero ya estoy a las tres”. Luego se saca la tristeza con una sonrisa y empieza a hablar de Sayumi... su tesoro, su princesa.

La Razón

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