Tiawanacu, BOLIVIA, 9 sep.- El vicepresidente de Bolivia, Alvaro García Linera, y la periodista Claudia Fernández se unieron el sábado en matrimonio en una mítica ceremonia ancestral andina en las ruinas de Tiawanacu, la civilización precolombina más longeva del hemisferio sur.
La unión chacha-warmi (hombre-mujer, en lengua aymara), transmitida al vivo por dos redes privadas de televisión, se enmarcó en la cultura andina, inequívocamente diárquica.
La novia lució un vestido de una pieza en base de bayeta de la tierra, casi beige, y el novio un traje sastre, color negro, tocado por motivos andinos, a la altura del tórax, cuello (tipo Mao) y puños, del tipo de los que ha puesto de moda el presidente indígena Evo Morales, que muy temprano trasladó al novio hasta las ruinas de Tiawanacu.
Cuatro parejas de amautas (chamanes andinos) vertieron abluciones sobre la flamante pareja, la primera en décadas de no indígenas que contrajo nupcias en las ruinas de Tiawanacu.
Al dirigirse a García Linera, un chamán andino arengó, en lengua aymara, los valores que median la unión y casi en tono de reconvención le dijo al Vicepresidente su deber de cuidar a la pareja que llevaba al tálamo nupcial.
"A esta señorita vas a querer siempre. Solamente van a caminar junto para siempre", pontificó el amauta.
El presidente Morales y los laureados Premio Nobel de la Paz, el argentino Adolfo Pérez Esquivel y la guatemalteca Rigoberta Menchú siguieron en terreno la mística ceremonia.
El embajador de Ecuador en Bolivia, Ricardo Ulcuango, dijo haber presenciado ceremonias nupciales similares a la boda no occidental de Fernández y García Linera en su país.
Ulcuango celebró la unión más aún "en este sitio sagrado milenario donde prevalece la energía".
El diplomático de origen indígena acercó a la pareja los parabienes "del pueblo ecuatoriano y del presidente (Rafael) Correa".
Fernández y García Linera llegaron por separado al emplazamiento ceremonial, el templete semisubterráneo de Kalasasaya, donde se celebró la boda, en las antípodas de la ceremonia occidental, afincada en los bolivianos que habitan las áreas urbanas y que profesan religiones traídas por catequizadores europeos.
Ella flanqueada por sus padres y él en compañía de su hermano.
Morales y su gabinete de ministros siguieron de cerca la sobria ceremonia.
"Gracias a Tiawanacu por hacer casar a nuestro hermano Vicepresidente con Claudia (..) que pronto tengan un bebé", mantuvo el mandatario, vestido a su usanza particular.
Tras la liturgia de los amautas que limpiaron -con saumerios y advocaciones a los achachilas que moran las montañas andinas- el pasado sentimental de ambos, la flamante pareja siguió el ritual de los 7 emplazamientos rituales, tras sellar su compromiso con un beso en los labios.
En medio de la atención de miles en las ruinas de Tiawanacu y de muchísimos más por la televisión, la pareja subió a la Pirámide de Akapana, y caminó por otros sitios hasta montarse en una balsa de Totora y, en compañía de un balsero munido de remos, discurrió por la Laguna Azul, bañada por aguas del legendario Lago Titicaca.
Antes de llegar a la Plaza de Armas de la ciudad de Tiawanacu, los esposos se dieron un baño de popularidad a lo largo de 8 cuadras en que pobladores reclamaron sus saludos y entregaron sus parabienes.
Cerca de la Plaza, a uno de cuyos costados se alza la católica Iglesia de San Pedro, donde se tendió la sede de la fiesta y se sirvió comida a los invitados, al menos 4.000, el presidente Morales obsequió a la pareja una suerte de mochila-dispensario o suspensor de guagua, popularmente conocida 'cargador de bebé'.
"He entendido el mensaje del Presidente", concedió García Linera, luego que un amauta vaticinara para diciembre que viene la concepción del primogénito de la pareja y un mes después de que Fernández se dijera dispuesta a engendrar dos hijos con García Linera, "una mujercita, primero, y, más tarde, un varón".
Los miles de invitados, entre otros embajadores, legisladores, autoridades militares, indígeno originarias administrativas, departamentales y locales, representantes de medios de comunicación y amistades de la pareja, ovacionaron a Fernández y García Linera apenas llegaron a la sede de la fiesta, donde menudearon los saludos.
Durante la caminata los esposos lucieron sendos dispensarios, un aguayo, tipo bolsón colgado a la espalda, él, y ella una chuspa, símbolo de la abundancia.
La prensa del corazón destacó en detalle el recorrido de la pareja y anticipó el éxito que coronará, asimismo, la ceremonia católica que tendrá lugar el domingo en la basílica paceña de San Francisco, como también un ágape que ofrecerán los esposos García Linera-Fernández a su sociedad.
La diseñadora boliviana y empresaria de concursos de belleza femenina, Gloria Limpias, encargada de los arreglos del matrimonio religioso del domingo, anunció una ceremonia "tanto o más vistosa" que la que se vivió el sábado en Tiawanacu.
"Va a quedar más bella", dijo al referirse a Fernández y sobre la boda del domingo pronunció un deseo ferviente: "que sea señorial, principesca".
La unión chacha-warmi (hombre-mujer, en lengua aymara), transmitida al vivo por dos redes privadas de televisión, se enmarcó en la cultura andina, inequívocamente diárquica.
La novia lució un vestido de una pieza en base de bayeta de la tierra, casi beige, y el novio un traje sastre, color negro, tocado por motivos andinos, a la altura del tórax, cuello (tipo Mao) y puños, del tipo de los que ha puesto de moda el presidente indígena Evo Morales, que muy temprano trasladó al novio hasta las ruinas de Tiawanacu.
Cuatro parejas de amautas (chamanes andinos) vertieron abluciones sobre la flamante pareja, la primera en décadas de no indígenas que contrajo nupcias en las ruinas de Tiawanacu.
Al dirigirse a García Linera, un chamán andino arengó, en lengua aymara, los valores que median la unión y casi en tono de reconvención le dijo al Vicepresidente su deber de cuidar a la pareja que llevaba al tálamo nupcial.
"A esta señorita vas a querer siempre. Solamente van a caminar junto para siempre", pontificó el amauta.
El presidente Morales y los laureados Premio Nobel de la Paz, el argentino Adolfo Pérez Esquivel y la guatemalteca Rigoberta Menchú siguieron en terreno la mística ceremonia.
El embajador de Ecuador en Bolivia, Ricardo Ulcuango, dijo haber presenciado ceremonias nupciales similares a la boda no occidental de Fernández y García Linera en su país.
Ulcuango celebró la unión más aún "en este sitio sagrado milenario donde prevalece la energía".
El diplomático de origen indígena acercó a la pareja los parabienes "del pueblo ecuatoriano y del presidente (Rafael) Correa".
Fernández y García Linera llegaron por separado al emplazamiento ceremonial, el templete semisubterráneo de Kalasasaya, donde se celebró la boda, en las antípodas de la ceremonia occidental, afincada en los bolivianos que habitan las áreas urbanas y que profesan religiones traídas por catequizadores europeos.
Ella flanqueada por sus padres y él en compañía de su hermano.
Morales y su gabinete de ministros siguieron de cerca la sobria ceremonia.
"Gracias a Tiawanacu por hacer casar a nuestro hermano Vicepresidente con Claudia (..) que pronto tengan un bebé", mantuvo el mandatario, vestido a su usanza particular.
Tras la liturgia de los amautas que limpiaron -con saumerios y advocaciones a los achachilas que moran las montañas andinas- el pasado sentimental de ambos, la flamante pareja siguió el ritual de los 7 emplazamientos rituales, tras sellar su compromiso con un beso en los labios.
En medio de la atención de miles en las ruinas de Tiawanacu y de muchísimos más por la televisión, la pareja subió a la Pirámide de Akapana, y caminó por otros sitios hasta montarse en una balsa de Totora y, en compañía de un balsero munido de remos, discurrió por la Laguna Azul, bañada por aguas del legendario Lago Titicaca.
Antes de llegar a la Plaza de Armas de la ciudad de Tiawanacu, los esposos se dieron un baño de popularidad a lo largo de 8 cuadras en que pobladores reclamaron sus saludos y entregaron sus parabienes.
Cerca de la Plaza, a uno de cuyos costados se alza la católica Iglesia de San Pedro, donde se tendió la sede de la fiesta y se sirvió comida a los invitados, al menos 4.000, el presidente Morales obsequió a la pareja una suerte de mochila-dispensario o suspensor de guagua, popularmente conocida 'cargador de bebé'.
"He entendido el mensaje del Presidente", concedió García Linera, luego que un amauta vaticinara para diciembre que viene la concepción del primogénito de la pareja y un mes después de que Fernández se dijera dispuesta a engendrar dos hijos con García Linera, "una mujercita, primero, y, más tarde, un varón".
Los miles de invitados, entre otros embajadores, legisladores, autoridades militares, indígeno originarias administrativas, departamentales y locales, representantes de medios de comunicación y amistades de la pareja, ovacionaron a Fernández y García Linera apenas llegaron a la sede de la fiesta, donde menudearon los saludos.
Durante la caminata los esposos lucieron sendos dispensarios, un aguayo, tipo bolsón colgado a la espalda, él, y ella una chuspa, símbolo de la abundancia.
La prensa del corazón destacó en detalle el recorrido de la pareja y anticipó el éxito que coronará, asimismo, la ceremonia católica que tendrá lugar el domingo en la basílica paceña de San Francisco, como también un ágape que ofrecerán los esposos García Linera-Fernández a su sociedad.
La diseñadora boliviana y empresaria de concursos de belleza femenina, Gloria Limpias, encargada de los arreglos del matrimonio religioso del domingo, anunció una ceremonia "tanto o más vistosa" que la que se vivió el sábado en Tiawanacu.
"Va a quedar más bella", dijo al referirse a Fernández y sobre la boda del domingo pronunció un deseo ferviente: "que sea señorial, principesca".
ABI
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