Desde El Alto escriben libro “Los hijos de Goni”

24 mar.- El Alto, “la segunda ciudad más poblada de Bolivia, ciudad nueva, ciudad aymara, ciudad sorprendente”. Así definió en pocas palabras el célebre cronista argentino Martín Caparrós en un texto que le dedicó. Muchos escritores se han visto atraídos por ella y han tratado de recrearla, repensarla, pero la visión que ofrece la ilustradora, escritora y activista Quya Reyna en su nuevo libro “Los hijos de Goni” más que ser una mirada particular, es una real, sin fisuras, donde se habla desde la propia experiencia, dejando la “romantización por el alteño” o la exposición del racismo interiorizado. 

“El Alto es una ciudad joven y por ello, creo que muchos buscan la forma de descubrirla, explorarla e interpretarla”, comenta la joven autora quien reúne nueve crónicas escritas desde 2019 en Facebook, donde relataba sus experiencias de vivencia en El Alto, “algunas desde la comida, otras desde el ser comerciante, otras desde mi familia”. Ahora ha decidido llevarlas a un libro físico, editado por Sobras Selectas y que será presentado el próximo 20 de marzo en la Feria Enjambre de Libros que se realiza en Santa Cruz. 

La obra realizará una pequeña gira y después se lanzará en El Alto con una ch’alla, después a La Paz y finalmente a Cochabamba. Ya está disponible la preventa para adquirirla a un costo de 50 bolivianos hasta el 31 de marzo, después de la fecha, costará 60. Para poder adquirirlo o reservarlo se debe contactar al 70147074. 

“Es un libro en donde prácticamente me expongo en todo este proceso de ser alteña y en donde no quiero enseñarle a nadie cómo se debe ver esta ciudad, sino exponer un poco lo que significó y significa para mí ser parte de ella”, explica la autora al tiempo de mencionar que los personajes de sus relatos son ella, sus padres, tíos, hermanos o amigos. 

En cuanto al origen del título de la obra, se lo debe rastrear en la infancia de Quya, cuando se lo usaba como apelativo para distinguir al otro, a partir de la precariedad y de la ostentación, de quienes la poseían y a quienes les faltaba. “Los hijos de Goni’ eran quienes tenían mucho y, por ende, desperdiciaban las cosas, o sea, hijos de q’aras, porque la clasificación de clase era étnica, los aymaras eran los pobres, los alteños eran los pobres. Ahí se identificaba un contraste entre alteños y los ‘otros’. O sea, Goni es un símbolo que representa las actitudes de un grupo social privilegiado, blancoide y racista”. 

Sin embargo, en los tiempos actuales la distinción ya no es tan visible, existen aymaras ostentosos y lo exponen en sus casas, autos, fiestas y lo despilfarran si así lo desean. Entonces, el libro lanza la interrogante: ¿quiénes son ahora los “hijos de Goni”?; Quya responde: “puede ser un adjetivo y una generación, pero lo primordial: Los hijos de Goni son un pensamiento. Por ejemplo, creo que, en este aspecto, es necesario también recordar quién era Goni, qué hizo y quiénes son los que ahora, como legado, aplaudirían la muerte de un alteño y una alteña, como lo haría el mismo Goni”. 

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