Los primeros cinco minutos de vida del niño son decisivos para su futuro. Así lo explica el doctor Juan Casado, Jefe de Pediatría del Hospital Niño Jesús de Madrid, en sus cursos sobre la llegada de los niños al mundo, y cómo interactúan con los padres y su entorno hasta alcanzar la edad preescolar. Uno de los más interesantes, y que más interesa a los papás primerizos, es el que pivota en torno al primer mes de vida del bebé, y que recoge información de lo más interesante para los 'noveles' en esto de la paternidad.
El curso parte desde el mismísimo test de Apgar, un examen médico que se practica nada más nacer, y que mide la vitalidad del recién nacido. El test, creado por la doctora Virginia Apgar hace más de cincuenta años, valora cinco parámetros, puntuando cada uno con 0, 1 o 2 puntos: el pulso, el esfuerzo respiratorio, los reflejos, el tono muscular y el color de la piel, situarían a un bebé sano por encima del 7, mientras que uno con necesidad de reanimación puntuaría de 0 a 3.
Siguiendo el orden cronológico, ya en la primera hora de vida se recomienda que la madre dé el pecho al recién nacido. Contrariamente a lo que se pensaba antaño, los bebés son capaces de oír, ver y sentir, y es importante establecer contacto con ellos, y tratarles con mucho afecto, impidiendo que nadie le hable alto ni les moleste.
Durante los primeros días de vida, es fundamental conocer los síntomas y patologías más comunes, para no asustarse y saber reaccionar en la medida adecuada: un estornudo, por ejemplo, no es un síntoma de resfriado, sino un método natural de limpieza de las fosas nasales de los bebés. La regurgitación es un pequeño vómito, sin fuerza, y totalmente normal. Si el hipo aparece al final de una toma, es señal de plenitud. Casi todos los niños pierden peso del tercer al quinto día, y casi todos lo recuperan antes del décimo.
En ocasiones, la delicada piel del bebé presenta manchas moradas o violáceas, que pueden tardar semanas, meses y a veces más de un año en desaparecer, pero que tampoco son motivo de alarma. También pueden darse angiomas o manchas rojas en la nuca, producidas por un mayor crecimiento de los capilares sanguíneos, y que desaparecen espontáneamente. Mientras que los milium serían las pequeñas manchas blancas que aparecen en las aletas de la nariz a causa de la secreción de las glándulas sebáceas del cuerpo, y que se borran enseguida.
En lo que respecta al ombliguito del bebé: suele caerse entre el sexto y el décimo día. El cordón umbilical contiene vasos sanguíneos, dos arterias y una vena, que se desprenden cuando se seca, antes de la segunda semana. Si esto no ocurre, es posible que esté húmedo o infectado: procura mantenerlo expuesto al aire y limpio, y realiza curas con agua y jabón después del baño, con una gasa seca, sin administrar alcohol ni antiséptico.
Los lloros del niño, uno de los principales problemas a la hora de llevarlo a casa e intentar conciliar nuestra nueva rutina de familia con los ciclos de hambre y sueño del bebé, suelen deberse en su mayor parte al hambre, los gases, o si tiene frío o calor. El llanto es la manera que el bebé tiene de comunicarse con nosotros, y durante las primeras semanas puede llorar hasta dos horas al día. Uno de los tipos de llanto a los que estar atentos: al cambiarle o moverle para darle de comer, y que puede ser indicador de una fractura de clavícula durante el parto.
En lo que respecta a las deposiciones, la primera será negra como el alquitrán -el conocido como meconio-, y puede dejar en el pañal una mancha de color rojo, parecida a la sangre. Las siguientes tendrán un color verdoso o amarillento, y podrán hacerlas entre una y nueve veces al día. Por último: el cólico del lactante, una de las primeras causas de llanto de los bebés, que suele darse por la tarde o al inicio de la noche, y que desaparece a las pocas semanas sin estar relacionado con ninguna enfermedad.
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