Lo primero es quitar la ropa del niño para evitar que la temperatura de su cuerpo suba aún más. Vístalo con algo ligero, preferiblemente de algodón. Si es un bebé, el pañal ya será suficiente.
Segundo, mantener al pequeño en una habitación bien ventilada, pero que no tenga corriente de aire, que le genere frío. Tercero, bañar al bebé o al niño con agua tibia, porque el agua fría podría aumentar aún más la temperatura corporal.
Si todavía la fiebre no sede, entonces deberá aplicar compresas frías con un paño húmedo, limpio y fresco, sobre la frente, la parte posterior del cuello y las muñecas del niño. Eso le hará sentir más aliviado. En todo caso, también se puede acudir a ofrecer una dieta líquida al niño para compensar las pérdidas generadas por el sudor y evitar la deshidratación. Es aconsejable que el niño tome agua mineral, zumos de fruta y caldos ligeros. El suero también es indicado, principalmente para los bebés.
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