La terapia acuática o uso del agua está tomando cada vez un papel más importante dentro del campo de la rehabilitación, ya que permite adaptar una serie de ejercicios a las necesidades de cada paciente.
La rehabilitación acuática se basa en la realización de ejercicios en el agua, pero esta vez con fines terapéuticos, para ello, sin embargo, se deberá contar con una piscina preparada para la terapia. "La facilidad de realizar movimientos dentro del agua, en los casos de déficit motor, hace que la restauración se realice precozmente, pues se reconstruye la posibilidad de movimiento, se entretiene la memoria de movimiento y se mantiene el deseo de movimiento", explica Virginia Nougués, profesora de rehabilitación de Rolea Center.
Casos aplicables. "La rehabilitación acuática abarca desde la prevención hasta los tratamientos en pacientes con patologías primarias o seculares", señala la experta. Por consiguiente, está dirigida tanto a la prevención como a pacientes con patologías de traumatología, neurología, oncologías, reumatología, neumonología, cardiología, metabólicas, en pacientes pre y posquirúrgicos.
Tiempo y beneficios. Según la explicación, en esta rutina existe una permanente interacción entre el terapeuta y el paciente y consta de una serie de técnicas de rehabilitación que en su mayoría dura 30 minutos.
"Con el trabajo en piscina hay un menor impacto articular, es mucho más fácil moverse porque es un medio sin gravedad, además hay una disminución del dolor, espasmos e inflamación, aumento de la capacidad respiratoria, equilibrio del tono muscular, se reducan los músculos paralizados, entre otros beneficios terapéuticos", enfatiza Nougués.
Para tratar
1 Artrosis. De rodilla, cadera, hombro o columna vertebral. La ingravidez y la movilidad facilitada por el agua mejoran la sintomatología de esta patología.
2 Hernias y protrusiones discales. El trabajo en el agua elimina la presión sobre el disco, mejorando o eliminando la sintomatología existente.
3 Enfermedades neurológicas. Como parálisis cerebral, Parkinson, hemiplejía, esclerosis múltiple, lesiones medulares. Se intenta mejorar la autonomía, equilibrio, fuerza y autocontrol en la medida en que sea posible, en definitiva, aumentar su independencia y calidad de vida.
4 Hiperlordosis. Se realizan ejercicios específicos de flexibilización y potenciación de los segmentos de la columna vertebral afectados, complementándose con el imprescindible trabajo de mejora del esquema corporal y de higiene postural con espejo fuera del agua.
5 Fibromialgia. El trabajo en el agua disminuye los dolores musculares, mejora la calidad del sueño y la autoestima de estos pacientes.
6 Lesiones deportivas. Es muy útil para esguinces, fracturas, luxaciones, etc.
La rehabilitación acuática se basa en la realización de ejercicios en el agua, pero esta vez con fines terapéuticos, para ello, sin embargo, se deberá contar con una piscina preparada para la terapia. "La facilidad de realizar movimientos dentro del agua, en los casos de déficit motor, hace que la restauración se realice precozmente, pues se reconstruye la posibilidad de movimiento, se entretiene la memoria de movimiento y se mantiene el deseo de movimiento", explica Virginia Nougués, profesora de rehabilitación de Rolea Center.
Casos aplicables. "La rehabilitación acuática abarca desde la prevención hasta los tratamientos en pacientes con patologías primarias o seculares", señala la experta. Por consiguiente, está dirigida tanto a la prevención como a pacientes con patologías de traumatología, neurología, oncologías, reumatología, neumonología, cardiología, metabólicas, en pacientes pre y posquirúrgicos.
Tiempo y beneficios. Según la explicación, en esta rutina existe una permanente interacción entre el terapeuta y el paciente y consta de una serie de técnicas de rehabilitación que en su mayoría dura 30 minutos.
"Con el trabajo en piscina hay un menor impacto articular, es mucho más fácil moverse porque es un medio sin gravedad, además hay una disminución del dolor, espasmos e inflamación, aumento de la capacidad respiratoria, equilibrio del tono muscular, se reducan los músculos paralizados, entre otros beneficios terapéuticos", enfatiza Nougués.
Para tratar
1 Artrosis. De rodilla, cadera, hombro o columna vertebral. La ingravidez y la movilidad facilitada por el agua mejoran la sintomatología de esta patología.
2 Hernias y protrusiones discales. El trabajo en el agua elimina la presión sobre el disco, mejorando o eliminando la sintomatología existente.
3 Enfermedades neurológicas. Como parálisis cerebral, Parkinson, hemiplejía, esclerosis múltiple, lesiones medulares. Se intenta mejorar la autonomía, equilibrio, fuerza y autocontrol en la medida en que sea posible, en definitiva, aumentar su independencia y calidad de vida.
4 Hiperlordosis. Se realizan ejercicios específicos de flexibilización y potenciación de los segmentos de la columna vertebral afectados, complementándose con el imprescindible trabajo de mejora del esquema corporal y de higiene postural con espejo fuera del agua.
5 Fibromialgia. El trabajo en el agua disminuye los dolores musculares, mejora la calidad del sueño y la autoestima de estos pacientes.
6 Lesiones deportivas. Es muy útil para esguinces, fracturas, luxaciones, etc.
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