Monreros modernizan sus herramientas para atracar en El Alto

La pata de cabra y otros objetos ya no son aptos para los monreros.

Una pata de cabra, un cortafrío o el alicate han pasado al museo de reliquias de los delincuentes, quienes ahora fabrican sus propias herramientas para cometer delitos.

Nuevos métodos mucho más silenciosos y efectivos son utilizados, ahora, por los cabecillas de las bandas de monreros que tienen delimitadas sus áreas de operación en La Paz y El Alto.

De acuerdo con el teniente Rafael Llusco, jefe de la división Delitos Contra la Propiedad de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de La Paz, los líderes de las bandas innovaron el sistema de “forado” (perforación) de paredes en domicilios. Utilizando una gata y un cincel de minería, los ladrones actúan de forma contundente, tanto de noche como de día, para cometer el ilícito y llevarse un cuantioso botín.

Un investigador de la FELCC explicó que “la parte inferior de la gata es soldada a una base metálica (plancha) y posteriormente la parte superior al cincel de minería. Este aparato hidráulico es colocado en el parachoques del vehículo con la punta del cincel hacia la pared. A medida que se manipula la gata la punta diamantada del equipo de minería perfora el muro en aproximadamente cinco minutos y de forma silenciosa”.

El teniente llusco refirió que antes “la pata de cabra era uno de los objetos preferidos de los ‘monreros’ y los ‘punteros’” dos tipos de criminales que sustraen objetos de inmuebles.

“Estos delincuentes eran detenidos siempre con una pata de cabra en su poder, pero ahora han cambiado y modernizado su sistema”, dijo el jefe policial, afirmando que también utilizan ácido para derretir candados y ganchos.

El coronel José Saavedra, director departamental de la FELCC, manifestó que los delincuentes -al paso del tiempo- van modernizando equipos y modus operandi.
Incluso los grafitis han pasado de moda, recordó.

3 nuevas formas de operar tienen los asaltantes paceños, que proceden tanto en horas diurnas como nocturnas.

La Prensa

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