Consejos para que la sal no le haga daño

Toda sal tiene su azúcar

La ausencia total de sal en la dieta es perjudicial para la salud, pues es necesaria una pequeña dosis de sal para mantener ciertas actividades del organismo como la respiración y la digestión. La sal contribuye a tener una buena digestión. Posibilita la correcta absorción de potasio, fundamental para el buen funcionamiento de los músculos y del sistema nervioso. También ayuda a controlar el nivel de líquidos en el cuerpo, imprescindible para mantener la presión arterial estabilizada. Es cierto que el consumir menos sal reduce la presión arterial, pero una concentración baja de sal en la sangre produce una sustancia que daña los vasos sanguíneos. 


Los alimentos nos aportan solo cantidades mínimas de yodo, por ello, una de las maneras de que nuestro organismo obtenga yodo, y con ello estimular el cerebro, es consumir sal. Además regula la hidratación del cuerpo y las funciones nerviosas y musculares y nos hace beber más agua después de hacer ejercicio. Toda sal tiene su azúcar

Para equilibrar la balanza

El cuerpo humano necesita de unos tres gramos de sal diariamente, pero el adulto promedio consume más de seis gramos diarios. Y ahí está el problema, que se consume entre cinco y diez veces más de lo recomendable, entonces es cuando el consumo de sal se vuelve algo peligroso. A esta cuestión se suma que la sal se encuentra en la mayoría de los alimentos, y por eso es que se vuelve difícil ingerir las cantidades justas sin pasarse.

Estas son algunas recomendaciones para lograr la sal en su justa medida:

Sazonar los alimentos con aceite, jugo de limón, vinagre, ajo, pimienta, hierbas o especias.

Consumir alimentos con menos sal, así las papilas gustativas se acostumbran y comienzan a reconocer los sabores más sutiles.

Recuerde que los alimentos contienen sodio en su estado natural, por lo que no es necesario agregarles sal.

Tenga en cuenta que algunos alimentos con alto contenido de sal son las carnes curadas con sal, el pescado ahumado o salado, los alimentos precocinados, los perros calientes, la mortadela, salchichas, papas fritas, crispetas con sal, galletas saladas, frutos secos, los aderezos y salsas para ensaladas, las aceitunas y el queso, entre otros. La comida rápida, por excelencia, contiene una gran cantidad de sal. Un alimento con mucha sal no necesariamente tiene un sabor muy salado, ya que algunos de estos contienen mucha azúcar y, de esta forma, se camufla su gusto.

Así que mucha prudencia porque es a largo plazo cuando vemos las consecuencias del exceso. Recuerde que todo es costumbre.

Cromos

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