El grupo de las nueve capitales departamentales más la Ciudad de El Alto (G9 + la Ciudad de El Alto); al margen del sugestivo titular; este nuevo contexto social, económico y político del país, es una inocultable constatación.
Para la Ciudad de El Alto, el inicio del Siglo XXI, parece ser el auspiciante de la definitiva incorporación al quehacer nacional; proceso que exigió la construcción acelerada e incontrastable de una realidad, y que por rol actual, ni siquiera exigió, sino que asumió fácticamente, una consideración similar a cualquiera de las 9 capitales departamentales del país.
El año 2000, ocasión en que gran parte del país, encaraba la “Guerra del Agua”, la Ciudad de El Alto, obviamente no se abstuvo, y se adhirió a la protesta social. Esas acciones, al parecer se constituyeron en las jornadas preparatorias, para lo que representarían los hechos de 2003 y 2005.
Hechos hartamente conocidos, que catapultaron a la Ciudad de El Alto, principalmente al ámbito político, escenario que de por sí, influye sustantivamente, en los destinos del país.
Tres justificaciones: una reciente publicación de FUNDEMPRESA, reveló que hasta febrero pasado, se registraron 12.273 empresas activas. Un año antes, enero 2013, eran 6.176; es decir: duplicación de empresas.
Otro, es el segundo municipio más poblado del país, después de Santa de Cruz de la Sierra, y según el Censo de 2012, la población alteña (849 mil habitantes), es inclusive superior a 5 ciudades juntas: Trinidad, Cobija, Potosí, Tarija y Oruro.
Por su versatilidad para la organización social; comandadas o inspiradas en la estructura de las juntas vecinales, los alteños cuentan con la más variable gama de entidades sociales, utilizadas para hacer frente a las situaciones circunstanciales, informales y a las regulares; cuyos vínculos son directos de los entes nacionales, y no de las regionales, como ortodoxamente es.
Consecuentemente, el G9 + la Ciudad de El Alto, forman la nueva unidad política, por el que insoslayablemente, transitan todos los planes y propuestas para diseñar y rediseñar el devenir del país. A la fecha, ello es sencillamente irrebatible.
Johnny Fernández Rojas
Periodista e historiador alteño
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