Fuentes policiales de Brasil informaron que tras un operativo realizado en diferentes barrios de la ciudad de Sao Paulo, lograron rescatar a varios trabajadores de nacionalidad boliviana que eran explotados laboralmente en talleres de costura, donde confeccionaban pantalones y otras prendas de vestir.
Es el caso de la menor Ana, que vivió momentos de tormento en esa ciudad, víctima de inescrupulosos empresarios.
Meses antes, en la ciudad de El Alto, en su deseo de obtener ingresos económicos para ayudar a su familia, se acercó a tiendas que ofrecen trabajoe otros países de la región. En esa oportunidad, logró hacer contacto con personas que iban a trasladarla hasta el Brasil para desempeñar labores en talleres de costura.
La menor contó que esas personas finalmente la convencieron para que decida tomar el trabajo. “Me ofrecieron todo y me dijeron que ganaría en dólares, me ofrecieron comida, cuarto y mejores condiciones laborales que en mi país, me han pedido que solo lleve ropa ligera, por eso llevé mi cartera, tres pantalones y dos poleras”, señaló.
En enero pasado, junto a ella los traficantes de personas, recogieron a cuatro personas más con las mismas necesidades que Ana, prometiéndoles mucho futuro económico y buen
as condiciones laborales.
La ruta para el transporte de las personas era por Cochabamba, Santa Cruz, hasta la frontera de Brasil. Tras entregar documentación falsa a Ana y las cuatro personas viajaron por caminos de herradura para llegar hasta la población de Campo Grande, donde otras personas las condujeron hasta la ciudad de Sao Paulo.
La víctima relató los pormenores de trabajo y sobre los horarios de trabajo que no le daban tiempo para descansar, pues se levantaban muy temprano para laborar sin descanso hasta las dos de la madrugada.
Acotó que sólo descansaban para servirse algún alimento, el cual consistía en una mitad de plato de arroz con huevo, y el desayuno, que contenía la cuarta parte de un pan”, indicó.
El Diario
Es el caso de la menor Ana, que vivió momentos de tormento en esa ciudad, víctima de inescrupulosos empresarios.
Meses antes, en la ciudad de El Alto, en su deseo de obtener ingresos económicos para ayudar a su familia, se acercó a tiendas que ofrecen trabajoe otros países de la región. En esa oportunidad, logró hacer contacto con personas que iban a trasladarla hasta el Brasil para desempeñar labores en talleres de costura.
La menor contó que esas personas finalmente la convencieron para que decida tomar el trabajo. “Me ofrecieron todo y me dijeron que ganaría en dólares, me ofrecieron comida, cuarto y mejores condiciones laborales que en mi país, me han pedido que solo lleve ropa ligera, por eso llevé mi cartera, tres pantalones y dos poleras”, señaló.
En enero pasado, junto a ella los traficantes de personas, recogieron a cuatro personas más con las mismas necesidades que Ana, prometiéndoles mucho futuro económico y buen
as condiciones laborales.La ruta para el transporte de las personas era por Cochabamba, Santa Cruz, hasta la frontera de Brasil. Tras entregar documentación falsa a Ana y las cuatro personas viajaron por caminos de herradura para llegar hasta la población de Campo Grande, donde otras personas las condujeron hasta la ciudad de Sao Paulo.
La víctima relató los pormenores de trabajo y sobre los horarios de trabajo que no le daban tiempo para descansar, pues se levantaban muy temprano para laborar sin descanso hasta las dos de la madrugada.
Acotó que sólo descansaban para servirse algún alimento, el cual consistía en una mitad de plato de arroz con huevo, y el desayuno, que contenía la cuarta parte de un pan”, indicó.
El Diario
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