Jóvenes adictos al SMS

Asimple vista parece solo un dato curioso: "Los adolescentes envían y reciben 3.339 SMS de media al mes, más de 6 por cada hora que pasan despiertos", según un estudio realizado el 2010 por la empresa Nielsen (líder en servicios de información e investigación de mercados). Sin embargo, más allá de la curiosidad, podría ser una señal de alerta frente a una adicción con efectos contrarios para los jóvenes.

Esta especie de obsesión por estar en permanente contacto con sus conocidos podría tener efectos como descenso del rendimiento escolar, privación del sueño, estrés y lesiones musculares entre otros.

Viendo el lado positivo. Siempre y cuando se haga su buen uso los SMS también pueden tener su lado positivo, según destaca el sicólogo del Centro Psicológico, Johnny Ledezma. "En el adolescente la comunicación con su entorno es esencial y los SMS facilitan el desarrollo de las capacidades para desenvolverse", dice. Además hay que tomar en cuenta que la comunicación no siempre es por contacto físico, "en el caso de estos mensajes si la persona se encuentra lejos es un medio que va a generar una unidad positiva", agrega el experto.

Aquí viene lo negativo. El primer punto en contra que identifica Ledezma apunta a la falta de comunicación cara a cara que los SMS producen. "Se rompe el contacto físico visual, la expresión afectiva y por lo tanto no es lo mismo que mantener un contacto físico".

"Psicológicamente es fundamental aprender a conversar, a negociar, a sentir empatía, a pedir perdón. Hemos criado una generación que no es capaz de pedir perdón. No es lo mismo pelearte con un amigo y enviarle un SMS y seguir con tus cosas que sentarte frente a él, sudar, sufrir y decir: 'Lo siento'", indica la psicóloga Sherry Turkle, en un artículo que se publica en el salvador.com

Exceso hasta altas horas. Por otro lado, cualquier actividad de mayor interés que lleve a los jóvenes hasta altas horas de vigilia, en este caso envío y recepción de SMS, puede generar estrés y cansancio en el organismo; por lo tanto, dice Ledezma, esto se convierte en un factor que puede influir en la calidad del sueño. Si los adolescentes no duermen bien, pueden desarrollar obesidad, presión arterial alta y problemas de comportamiento.

Conducta poco agradable. Cuando se habla con alguien del entorno tiene que haber contacto visual y expresión facial, sostiene Johnny Ledezma. Entonces cuando los adolescentes están mensajeando no hay esta reacción frente a sus padres y por lo tanto prestan poca atención a los que se les dice. También puede afectar en el bajo rendimiento escolar porque algunos incluso llevan el celular a clases.

Daños físicos. Los efectos de este fenómeno no solo son psicológicos; también puede causar daños físicos. Algunos especialistas han llegado a la conclusión que el uso repetitivo e intensivo de las extremidades superiores puede causar trastornos musculoesqueléticos, escribir demasiados mensajes de texto podría conducir al daño temporal o permanente en los pulgares.

Alerta para padres. Ahora bien, si su adolescente manifiesta este tipo de conducta, con seguridad está generando una falta de atención, falta de afecto y puede ser una forma de llamar la atención, enfatiza el psicólogo. "Si no tiene funciones y normas en la casa va a buscar cumplir este tiempo de ocio con esta conducta. Así que preste atención a su hijo".

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