Consejos para no morderse las uñas

El hábito frecuente en niños, jóvenes y adultos debe ser tratado desde la infancia.

Las manos forman parte de la tarjeta de presentación de las personas y son, en este caso, prueba irrefutable de que quien juega con ellas sufre onicofagia. Este es el término médico que designa a la costumbre de morderse y comerse las uñas. Catalogado popularmente como manía, tic, acto reflejo o pura rutina, es en realidad un trastorno nervioso asociado a la ansiedad. Quienes se muerden las uñas lo hacen porque piensan que algo placentero como roer una uña o juguetear con ella les aportará una dosis de tranquilidad. Por eso, desvían el desasosiego hacia esta práctica que por momentos se convierte en relajante y en una distracción fácil.

Consecuencias no sólo estéticas. El hecho de comerse las uñas provoca una alteración de la anatomía del lecho ungueal, que se ubica justo por debajo de las uñas. También está demostrado que estas personas tienden a sufrir infecciones en las encías, desalineado de los dientes y problemas en mandíbulas.

Cortar desde la infancia. La paciencia, determinación y cariño son las mejores armas para atajar esta costumbre. Cuando el niño se lleve las manos a la boca es aconsejable llamarle la atención, pero sin darle demasiada importancia ni convertirlo en un drama. De lo contrario, es probable que el efecto que se consiga no coincida con el deseado. (Con datos de medicplus.com y bbcmundo).

45% de los universitarios cae en esta manía, según un estudio de la BBC.

No hay comentarios: