El ex ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, juró este miércoles como el nuevo embajador de Bolivia ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Washington, Estados Unidos, donde deberá viajar lo más antes posible.

La posesión se realizó en instalaciones de la Cancillería del Estado y fue el titular de ese despacho, David Choquehuanca, quien le hizo la toma de juramento respectivo y se le entregó las cartas credenciales respectivas que debe presentar ante esa instancia internacional.

El nuevo embajador boliviano en su alocución destacó que su labor será representar al país para trabajar en la consolidación de las relaciones bilaterales, en la diplomacia de los pueblos y diversidad cultural, y, la armonía de la naturaleza y el cambio climático. Además sostuvo que trabajará con intensidad en la defensa de la hoja de coca y la profundización en la defensa de los pueblos indígenas.

“No voy a responder a la derecha si no a los bolivianos y bolivianas; la misma gente que mintió el año pasado diciendo que habían muertos en Chaparina, que habían desaparecidos, que había genocidio. Se publicó en primeras planas esa información. Ahora también han traído el mismo juego político. Decirle señor Canciller que voy a aceptar la nominación del presidente”, dijo.

Luego criticó la forma cómo se manejo su elección indicando que todo fue con “mentiras” y el desconocimiento total de los procedimientos de selección para representantes ante organismos multilaterales.

Críticas

Para el diputado de convergencia Nacional, Tomás Monasterio, dijo que la designación oficial de Sacha Llorenti como embajador ante la ONU se consuma un acto de impunidad.

“Estamos viendo que personas que tienen responsabilidad con el país hoy están siendo premiados en los cargos jerárquicos más altos de la diplomacia internacional. Es una vergüenza”, sostuvo.

Para el diputado Andrés Ortega el escenario nacional fue dañado por la designación, totalmente equivocada. “Pero pareciera que al Gobierno no le interesa”.

Muchas organizaciones sociales y de defensa de derechos humanos cuestionaron la elección de Llorenti como embajador ante la ONU a pesar de tener cuentas pendientes de los hechos de Caranavi en mayo de 2010 y la represión policial en Chaparina, Beni.