Trata de personas y esclavitud moderna en Ecuador

Penalmente Ecuador contempla cinco categorías diferentes que definen el fin de la trata: la mendicidad, sexual, laboral, grupos armados y trabajos ilícitos.

En marzo pasado, “Carla” fue rescatada por agentes de la Unidad de Trata de Personas de la Dinapen. La joven, de 16 años, viajaba junto a su supuesto novio desde el Oriente del país hasta Quito. Su futuro era ingresar al mundo de la prostitución.

A mediados del año pasado, “Marcelo”, un niño de 10 años, también fue rescatado. Hace dos meses, un sujeto convenció a su madre de que lo enviara a Quito a buscar nuevas oportunidades de vida.

La Policía intervino cuando el pequeño trabajaba pidiendo caridad en una vía transitada, sentado en una silla de ruedas y fingiendo ser parapléjico. Junto a él estaba su supuesto “salvador”.

La historia es similar con “Jéssica” y su hermana “Tatiana”. Una mañana salieron de su casa para dirigirse al colegio y nunca más se supo de ellas. Tiempo después se conoció que trabajaban en una florícola en condiciones infrahumanas.

A pesar de que los tres casos tienen diferencias, todos recaen en el delito de trata de personas, y aunque generalmente se lo asocie con actividades de prostitución o proxenetismo, la problemática aborda aristas más amplias.

Tania Moreno, fiscal de Pichincha, especialista en crimen organizado, manifestó que penalmente Ecuador contempla cinco categorías diferentes que definen el fin de la trata: mendicidad, sexual, laboral, grupos armados y trabajos ilícitos.

Ecuador registró su primer caso de trata de personas en el 2006. Se trató de una niña de ocho años, de nacionalidad colombiana, a quien su madre introdujo al país para que trabajara como niñera de otros dos niños.

Según Moreno, para entonces las autoridades judiciales aún no lograban comprender lo que esta acción significaba. “Recuerdo que el juez comentó que no podía poner a alguien preso durante dieciséis años por dar trabajo a una menor de edad”, dijo la funcionaria. Ahora, la Subsecretaría de Garantías Democráticas y su Unidad contra la Trata de Personas y el Tráfico ilícito de Migrantes pretende que la realidad sea diferente.

Moreno explicó que es muy complicado que una persona o sus familiares se reconozcan como víctimas de trata de personas. Por ejemplo, hay casos en los que la falta de recursos económicos en un hogar conduce a que los padres encarguen a sus hijos con familiares, y así estos puedan tener educación.

Pero lo que estos padres desconocen es que sus hijos muchas de las veces llegan a convertirse en esclavos de su propia familia. “Los obligan a hacer los quehaceres domésticos por horas, esto a cambio de estudios, y a veces ni eso”, manifestó Diego Falconí, presidente del Plan contra Trata de Personas.

“El delito se incrementa”

Falconí explicó que anualmente en el mundo dos millones quinientos mil personas son víctimas de trata de personas. De esta cantidad, el sesenta por ciento, es decir más de la mitad, son de sexo femenino.

El incremento de esta problemática en la sociedad ha ocasionado que en nuestro país la trata se convierta en el número tres en la lista de delitos internacionales. “Es necesario que existan verdaderos controles, no es posible que personas pasen cargadas de niños por las fronteras y nadie sospeche nada”, comentó Falconí.

Según él, lo complejo es que Ecuador dejó de ser hace mucho una nación de origen de trata, ya que ahora también se ha convertido en un país de tránsito y de destino. Un claro ejemplo son las mujeres extranjeras que llegan y se dedican al trabajo sexual.

Negocio rentable

La trata de personas se ha convertido en un negocio tan rentable que, según la organización Save the slaves (Salva al esclavo), aproximadamente treinta y cinco millones de dólares circulan al año a causa de este hecho ilícito. La Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito determinó que en el 2010 del cien por ciento de las víctimas el casi ochenta por ciento son destinadas a la explotación sexual.

Falconí explica que en Ecuador es común que este delito sea tolerado, pues por muchos años ha sido invisibilizado ante la sociedad. “A la gente le parece algo tan normal, que solo en la frontera existen cerca de trescientos burdeles”, dijo.

Una de las características que los tratantes ocupan para evitar que la Policía descubra su negocio es rotar a las víctimas. “Existen mujeres que pasan por todos los prostíbulos y que se ven obligadas a atender a diez o quince hombres al día”, explicó el funcionario.

La mayoría de personas que usufructúan de este negocio y se dedican a la trata son hombres, mientras que la actuación de la mujer en el hecho ilícito alcanza apenas el 28 por ciento.

¡Pilas!

Es necesario que todos estemos alertas frente a las características de este negocio. Falconí comenta que generalmente los tratantes ubican a su víctima, analizan sus características y luego de un tiempo entablan una relación afectuosa y de conquista. El objetivo es lograr convencer a la víctima de que junto a él o ella tendrá una vida mejor.

Cuando la persona ha sido convencida, el tratante busca aislarla de su entorno, la aleja de sus amigos y sus familiares y la lleva a un lugar donde esta se sienta vulnerable. Una vez que el delincuente consigue doblegar la voluntad de su “mercancía”, ya sea con agresiones físicas o psicológicas, la entrega al mejor postor.

Rutas de trata

En Ecuador, la Policía ha identificado varias rutas transnacionales comunes por donde hombres, mujeres, niños y niñas son transportados para luego comercializar con ellos.

El cuarenta por ciento de las víctimas sale del país, llega a alguna región del Caribe, pasa a Europa central y llega hasta China y el sudeste de Asia. El treinta por ciento sale de Ecuador hasta Centroamérica y tiene como destino final Estados Unidos, el veinte por ciento llega hasta Colombia y finalmente el diez por ciento restante permanece en zonas fronterizas.

Las leyes

Para Diego Falconí la lucha contra la trata de personas en Ecuador apenas inicia. En Centroamérica existe hace varios años una red contra la trata, y es precisamente esta la meta del país, “sería bueno que pudiéramos también tener una red para trabajar en conjunto con Perú y Colombia”, dijo.

Falconí manifestó además que se trabaja, como una propuesta de ley, el hecho de que cualquier persona vinculada con la trata de personas sea juzgada y sentenciada por este delito, más no por delitos conexos, como la falsificación de documentos, el transporte de indocumentados, entre otros.

Plan nacional

El Ministerio del Interior junto con otras instituciones ha decidido emprender un plan en contra de este delito. El programa contempla tres aspectos: la prevención y promoción, la investigación y sanción y la restitución y reparación de derechos.

En mayo la Universidad Católica se convertirá en sede de un encuentro nacional contra trata de personas, donde los países invitados como Costa Rica, México, Bolivia, Perú, entre otros, podrán intercambiar sus conocimientos sobre esta problemática y enriquecer al país con acciones públicas para enfrentarla.

Extra


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