Cogoteros matan a 90 personas en 2011 y 2012 - Bolivia

La muerte del periodista Aduviri permitió aclarar algunos otros casos de una pandilla de cogoteros, aunque otros están libres y llama la atención el número de personas con antecedentes penales que ejercen el trabajo de choferes.

La víctima es tomada por sorpresa, una cuerda que pasa sorpresivamente por el cuello lo deja sin respiración, mientras otro de los delincuentes inmoviliza a golpes a la víctima hasta que éste entregue todo el dinero y objetos valiosos. Si el damnificado tiene suerte será arrojado del vehículo en movimiento en un lugar oscuro y podrá volver a respirar para contar la historia.

Si no tiene tanta fortuna, como ocurrió con el caso del periodista Eugenio Aduviri, impactará la cabeza contra el pavimento y por falta de asistencia o por la contundencia del golpe habrá encontrado la muerte.

La cifra es escalofriante. Las bandas de cogoteros que operan en La Paz segaron la vida de 90 personas en los dos últimos años y el “modus operandi” es el mismo. Un niño o una persona de aspecto confiable convoca al ocasional pasajero a subir al minibús. La persona confiada sube al vehículo y cuando está distraído recibe el ataque.

Muy pocos logran resistir al ataque, porque los delincuentes actúan rápido, con brutalidad y sin contemplación. En aquello momento el valor de la vida pasa a segundo plano porque el fin justifica los medios.

Los que se salvan de los cogoteros apenas pueden dar detalles del tipo de minibús al que se subieron, de las características de sus agresores y de otras particularidades.

El caso que salta a la vista es el del minibús en el que perdió la vida el periodista Aduviri, porque fue utilizado en este tipo de asaltos durante seis días de la semana, lo que equivale a señalar que los que incurrieron en el delito eran avezados delincuentes, para quienes la vida tiene un valor secundario e ingresaron en la lista de los criminales en serie.

El director Nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), coronel Jorge Toro exteriorizó su preocupación por la forma como actúan este tipo de delincuentes, ya que está en juego la vida de miles de personas que toman estos vehículos desprevenidamente.

“Sólo resta dar con el paradero del niño que era voceador del minibús”, apuntó la autoridad policial. Ese niño vio morir a más de una persona, estaba emparentado con el crimen y necesita un ambiente correctivo para no convertirse en un delincuente peligroso.

Los investigadores de estos casos coinciden en apuntar que el peligro crece a partir de las nueve de la noche y que el sector de La Ceja es el sector más peligroso.

El informe complementario del viceministro de Seguridad Ciudadana, Miguel Vásquez, quien sugiere un plan piloto de registro de taxis, ahonda el problema porque informó que 2.975 choferes del transporte libre cuentan con antecedentes penales.

Violaciones, robos y atracos figuran en la lista de delitos de quienes están al frente del volante y aprovechan algunas ocasiones favorables para delinquir.

La Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen identificó la Garita de Lima, Vita, Plaza Eguino y Pérez Velasco como los puntos más peligrosos, mientras que en El Alto está La Ceja, ex tranca de Río Seco, cruce Villa Adela, zona 16 de julio y ex tranca Senkata.

El Diario

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