Empresarios populares reclaman seguridad jurídica y fomento

La economía está controlada por un sector emergente que vive entre la Uyustus y Shangai (China).

Lydia Núñez y Adolfo Arcani -dos exponentes del empresariado popular emergente-, coincidieron ayer en señalar que el sector siente la presión impositiva, el desincentivo y la falta de seguridad jurídica, tres preocupaciones que son compartidas por la gran empresa privada.

Tales opiniones se conocieron ayer en la presentación de la publicación Empresarios populares, diez historias de éxito a cargo de la fundación Vicente Pasos Kanki con el apoyo de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB).

Tanto Núñez como Arcani están incluidos en la referida publicación junto a otros ocho exponentes de lo que Carlos Toranzo –analista político- definió como la “burguesía chola” que hoy por hoy ha domado el poder económico en Bolivia y que vive entre la Uyustus y Shangai (China).

Núñez, una empresaria del transporte de carga internacional, señaló que “lamentablemente en Bolivia no existen políticas de protección, de incentivo a las iniciativas de pequeños, medianos y grandes empresarios”, si los hubiese, dijo, “los sueños de grandes bolivianos serían realidades y estas realidades se convertirían en generación de empleos”.

Arcani criticó el acciones de las entidades recaudadoras del Estado que en lugar de facilitar la labor del empresariado, dificultan su desarrollo. Fue crítico también respecto a las cámaras de comercio, las cuales, dijo antes de apoyar e incentivar al empresariado emergente, se han convertido en entes recaudadores. El empresario –un comerciante importador de productos electrodomésticos y juguetería-, lamentó también la pasividad de las entidades empresariales frente a las trabas que impone el Gobierno central.

A su vez, el presidente de la CEPB, Daniel Sánchez, al destacar el papel que hoy juega el empresariado popular en la economía, comparó las preocupaciones de estos con la de los diez más grandes empresarios del país. Los problemas son los mismos, dijo.

“Imagínense los diez empresarios más grandes de Bolivia, tienen las mismas preocupaciones de ustedes. Presión tributaria, la falta de incentivo a la gente que emprende, un falta de seguridad jurídica que nos impide seguir avanzando; la falta de incentivos para poder emprender”, afirmó.

Agregó que el sector se queja a menudo de la informalidad de los negocios, discute el tema, pero al final se coincide en que “la gente no se formaliza porque no hay incentivos y los que de pronto estamos en la formalidad, sentimos la inmensa presión de toda la gente, de todas las instituciones que vienen a recaudar dinero por el trabajo de nuestras empresas”.

UNA REALIDAD PRESENTE

El responsable de la publicación, Henry Oporto y el analista Toranzo se encargaron de reflexionar sobre la importancia que, en los últimos años, adquirió el empresariado popular y que expresa de manera fehaciente la emergencia de una nueva élite empresarial, mestiza, chola.

Oporto subrayó el hecho de que este sector de la economía vive un acelerado ascenso social en las principales ciudades del país.

“La tasa de crecimiento que tiene la clase media popular boliviana es más rápido de la que se puede advertir en las capas medias tradicionales. Y esto es muy bueno porque nos habla del avance de la democratización social en Bolivia”, dijo.

Por su parte, Toranzo habló de la necesidad de describir la realidad de lo que está sucediendo en la Eloy Salmón, Uyustus, la Ceja y la Feria de la 16 de Julio de El Alto, como una manera de interpretar lo que está ocurriendo en la economía.

“Los lentes de las izquierdas y las derechas en el país no han servido para ver la realidad, ni la izquierda ni la derecha logró entender el Gran Poder”, dijo al observar que desde hace mucho tiempo ya las oligarquías tradicionales “están viviendo con los bolsillos vacíos”.

“Hay dogmas raciales que han alimentado nuestra vida cultural, que nos impidieron ver estos cambios. Y lo que pasaba no era otra cosa que la emergencia de las burguesías cholas, de los empresarios populares, cuyo camino se abrió con intensidad desde la Revolución del 52. Cuando se apropiaron de los medios de transporte interprovincial, interdepartamental, de los múltiples contrabandos, de la provisión de alimentos en nuestro país y la historia es más larga, data desde el viejo comercio hecho por los llameros”, dijo Toranzo.

La CEPB busca tender un amplio puente para lograr una alianza estratégica con los “empresarios populares” y generar más fuentes de empleo y procesos de acumulación exitosos.

El Diario

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