Radiografía de los carpinteros bolivianos

Hace más de 30 años que Freddy Orozco perfecciona sus diseños en madera.

Él era su único amigo, confidente y compañero. Cuando en 1977 murió el papá de Freddy Orozco, todo se había acabado para él; en ese entonces, Freddy tenía tan sólo 16 años y había perdido al ser más importante en su vida.

Ahora, Freddy tiene 53 años y se dedica a la carpintería. Su mirada denota serenidad, las arrugas de su frente y su pelo blanco reflejan la sabiduría que alcanzó durante 30 años de trabajo y lucha constante para sacar adelante a sus hijos.

Mientras habla, sus manos no paran de trabajar, relata que tras la muerte de su progenitor, tuvo que poner en práctica sus limitados conocimientos de este oficio transmitido por su padre. Fue así que empezó lijando maderas, hasta que llegó a hacerse un verdadero maestro. “Era difícil, porque para ser un buen carpintero, tienes que pasar desde lijador, ayudante, contramaestro y maestro”.

el objetivo. Recuerda que en sus más de 30 años de trabajo llegó a conocer a gente muy destacada del país como al “compadre” Carlos Palenque, el exjugador Carlos Borja, además de Vladimir Soria. “Por mi trabajo he pisado la casa del ‘compadre’. Lo admiraba mucho. Él no distinguía las clases sociales”.

Orgulloso, dice que logró comprar su propio taller de carpintería, al que acude cada mañana acompañado por uno de sus hijos, Max Orozco.

Max relata que desde sus ocho años acompaña a su papá en el desarrollo de su trabajo, también le ayuda a entregar los muebles que fabrican.

“Me gustaba salir con mi papá porque cada sábado me llevaba a comer, después me compraba un juguete en recompensa por haber cuidado los muebles, mientras él iba a entregar otros”.

Martillo, metro, serrucho, destornillador y lija en mano se prestan a seguir con su trabajo, mientras explican que con el pasar del tiempo, la carpintería fue avanzando. “Hay que ser muy cuidadosos con los detalles y diseños”.

Freddy, al ver a su hijo, sonríe cariñosamente, “él es mi compañero”, comenta entusiasta.

Suena insistentemente el celular, Freddy, dudoso, contesta, un pedido más a su lista.
A pesar de estar expuesto a riesgos, no cesan en su trabajo, el temor a sufrir cortaduras desapareció con los años, ahora lo que se debe hacer “es trabajar, trabajar y trabajar por el bien de mi familia. Mi sueño es que todos mis hijos se superen cada día y lleguen a brillar”.

Como todo padre, Freddy siempre piensa en el bienestar de sus hijos y su esposa.
Hoy, 19 de marzo, es el Día del Padre, la fecha fue instituida mediante un decreto en el Gobierno de Hugo Banzer Suárez. Los carpinteros celebran su oficio, en honor a su patrono San José, en virtud de la labor de este hombre de Dios.

“Mi papá es mi mejor amigo. Estoy orgulloso de él porque más que mi padre es mi compañero de trabajo.

Él me da una mano y yo, la otra; siempre nos apoyamos”.

La Prensa

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