Evo Morales y sus sabrosas conferencias en Viena

Viena, AUSTRIA, 12 mar.- El presidente de Bolivia, Evo Morales, habló el lunes por la tarde y noche de los logros y dificultades en 6 años de su gobierno de izquierdas, de las relaciones de su país con Estados Unidos, del litio y los hidrocarburos como motor de la economía nacional y con una sencillez pasmante de palabra arrancó aplausos a los estudiante de la Universidad de Viena y a la Academia Diplomática de Austria.

"En el único país que no hay golpes de Estado es en Estados Unidos. Sabe por qué?. Porque no hay embajador de Estados Unidos", aguijoneó en su peculiar narrativa ante los estudiantes de la Universidad de Filosofía, Ciencia y Humanidades de Viena que, más menos medio millar, abarrotaron el enorme aula C1, donde el gobernante indígena acaparó todos los aplausos.

Bolivia soberana, su posicionamiento en el mundo, fue el tema que barajó ante un público imperturbable.

Luego de exponer los episodios focales de su administración de 6 años, lapso en que nacionalizó los hidrocarburos, nuevo sostén del erario público, y enfrentó dos tentativas de relevo, una por la fuerza bruta y otra por vía de las urnas, de reclamar el derecho a la vida de las nuevas generaciones en paz con la naturaleza, de disparar nutrido contra el capitalismo y su vertiente el neoliberalismo, de criticar al Imperialismo en la antigua capital del Imperio Austro Húngaro, de hablar sin ambages de la reserva boliviana en dólares y de litio y explayarse con los cambios sociales que se registran en su nación, el Gobernante se chanceó con los estudiantes que le aplaudieron repetidas veces por sus conceptos y política progresistas, cuando les dijo, en tono de guasa, que las batidas de palmas le quitaban tiempo para exponer la realidad de su país y que llevaba apuro, porque tenía que jugarse, más tarde, un partido de "futsala".

Desenfadado luego de llevarse todo de todo en la universidad vienesa donde los estudiantes le tributaron una ovación cerrada y estruendosa de 2 minutos sin pausas, el mandatario se dirigió a la Academia de Diplomacia de Viena, donde le esperaban embajadores e intelectuales venidos de varios puntos del planeta.

De entrada nomás reconoció que no esperaba tanta concurrencia y lamentó no haberse preparado más para conversar con un auditorio tan granado.

No se amilanó para contarles que cuando ganó las elecciones bolivianas de fines de 2005 con el 52% de los votos y le tocó recibir, en su calidad de presidente electo de Bolivia, a su par chileno de entonces, Ricardo Lagos, lo hizo en un "cuartito" donde a la sazón vivía, muy humilde en una barriada populosa de La Paz y que los gobernantes salientes de esos días no le prestaron un salón adecuado para semejante protocolo.

El mandatario boliviano tampoco tuvo empachos de criticar la política de Washington a sabiendas que podría encontrarse en el salón el embajador de Estados Unidos.

"Usted es el embajador de Argentina", le dijo a uno de los invitados y acaparó más aplausos aún cuando contó muy coloquialmente el principio de su relación con el Fondo Monetario Internacional allá por enero o febrero de 2006.

"Han debido decir qué sabe este indiecito. Pero luego" que empezó a despuntar la economía de su país engordada por los pesos que entraron en cascada al erario nacional fruto de la nacionalización de los hidrocarburos en mayo de aquel año, "ya me prestaron atención y hasta ofrecieron ayudarme".

Habló, como siempre del saqueo de los recursos naturales por los españoles el siglo XVI, cuando gobernaba estas tierras austrohúngaras Carlos V de Alemania y I de España y conocedor también que algún representante español pudo haber sentido pruritos metido ahí entre el selecto público.

Dijo que en su país la Madre Tierra es generosa y que en el norte del departamento de La Paz, el petróleo, "no sé su densidad, si liviano o pesado?no soy un experto, chorrea a flor de tierra".

Se dijo muy preocupado por la merma de 700 millones de dólares que desembolsará este año al Tesoro nacional para la subvención a los carburantes pero se consoló al mencionar que un "Encuentro Plurinacional" ya había tocado el tema sensible y que había luz al final del túnel.

"Haber qué más les puedo comentar", dubitó uno de esos momentos y luego enhebró una de las suyas, las comparaciones entre los neoliberales que "se llevaron" o malgastaron "la plata" y los nuevos tiempos que soplan por una economía mejorada que acaudala ya 12.500 millones de dólares de reserva.

Explícito fue ante este auditorio que piensa y se expresa en alemán golpeado cuando habló de los "1.700 millones de dólares" que los gobiernos bolivianos entre 1825 y 2005 ahorraron "apenas" y, como torero que enfrenta un tambaleante vacuno gordo en un coso divertido, mencionó que en 6 años su gobierno guardó 11.000 millones de dólares, pese a que repartió la plata entre los más vulnerables y carenciados de su país.

Para Bolivia 12.500 millones de dólares es plata, mas "yo sé que para ustedes", los austriacos, no lo es tanto, la movió de taquito antes de ir a jugar al fútbol, su debilidad.

También pidió mirar una comparación entre el antes y después del comienzo de su gobierno: "antes, en 2005, 600 millones de inversión (pública), ahora 5.200 millones de dólares, ¡imagínense! la diferencia".

No podía cerrar sino con una de las suyas cuando el director de la Academia Diplomática de Austria, el afable embajador Hans Winkler le obsequió una sudadera con capucha para que la luzca en sus recreaciones deportivas y de paso le haga publicidad a la reputada academia vienesa.

Morales desenfundó su picardía criolla cuando devolvió gentilezas al regalar un licor de coca a Winkler, para que le abra cancha a la hoja milenaria.

Morales agradeció a su deleitado público haberle aguantado su castellano no académico.

Otra vez el público de pie y batiendo palmas a rabiar.

El gobernante boliviano, luego, más rápido que apurado, al Budo Center, para jugarse en la fría invernal noche austriaca, un partido de fútbol antes de volver a Bolivia.

ABI

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