Historia de la Feria 16 de Julio de El Alto

La historia de la feria 16 de Julio, considerada las más grande del país, se remonta a 1960 junto con la migración campesina y minera que se registró más de dos décadas antes de que El Alto fuera catalogada como ciudad, el 6 de marzo de 1985.

María Guarachi, secretaria general del mercado Santos Mamani, explica que en este centro de abasto nació una de las primeras asociaciones de comerciantes de la feria 16 de Julio y que el 15 de marzo próximo cumplirá 52 años de vida orgánica.

Recuerda que en un principio el lugar abarcaba una manzana; sin embargo, desde 1985, con la relocalización, la cantidad de puestos y comerciantes aumentó paulatinamente. “Antes la feria era más de campesinos”, añade.

De los primeros comerciantes de esta feria quedan muy pocos. Uno de ellos es Marcelino, de 65 años, quien mantiene su puesto de venta de cepillos para lustrar zapatos y otros utensilios de cocina en la avenida 16 de Julio .

“Fue en 1975, para esta época ya se habían creado las organizaciones Santos Mamani y El Carmen (asociaciones que pertenecen a la feria de la 16 de Julio)”, recuerda el comerciante.

Señala que en la década de los años 70 los vendedores eran pocos “apenas unos 50”. En esta época “se vendía papa, chuño, y otros artículos que en su mayoría traían las familias campesinas que migraron a El Alto”.

El aumento de la actividad comercial trajo algunas mejoras en la zona, cuenta Marcelino. Hasta antes de 1993, las calles y avenidas como la Alfonso Ugarte y la 16 de Julio, donde se asentaban los comerciantes, eran de tierra, “Los gremialistas, junto con los vecinos, tuvimos que trabajar para que ahora tengamos un lugar menos polvoriento y lodoso en épocas de lluvia”.

Con el tiempo, la feria no sólo pasó de ser un mercado de productos agrícolas a un sitio donde se comercia un sinfín de productos, sino también se abrió a vendedores de diversos productos.

Además, antes era un asunto de mujeres, pero en la actualidad comerciantes de ambos sexos y de diversas edades venden en el lugar.

Isabel, de 63 años, comerciante de conservas, trigo, sémola y lenteja, en la avenida 16 de Julio, recuerda que antes la feria en su mayoría “tenía rostro” femenino, porque los varones decían que la venta era cosa de mujeres. “Pero ellos tuvieron que arrepentirse porque con el decreto 21060 de 1985, varios mineros se quedaron sin trabajo”, señala la gremialista, que es otra de las decanas de la feria, con más de 30 años en el lugar.

Recalca que las esposas de los mineros se pusieron a vender sultanas y condimentos y sus maridos se desprendieron de algunas pertenencias “como sus cascos y charangos y los remataron en la feria”.

En la década de los años 90 los espacios de los puestos de venta que tenían un espacio de dos o tres metros cuadrados, se convirtieron en motivo de conflicto entre los comerciantes.

Isabel recuerda que cada comerciante señalaba su sitio con pintura para que nadie lo pudiera ocupar. Pero a principios de 2000, para evitar conflictos, la Alcaldía de El Alto determinó limitar los lugares que ocupan los comerciantes a un metro cuadrado. (MH)

Algunas costumbres que se mantienen

El trueque

Es un mecanismo de intercambio de productos que utilizaban los primeros comerciantes de la feria 16 de Julio para poder subsistir frente a la crisis económica y la devaluación del dinero. En la actualidad esta práctica todavía se mantiene. Entre las calles Arturo Valle y Fournier al lado de la iglesia Santa María de los Ángeles, los jueves y domingos, campesinos llegan para intercambiar sus productos (papa, chuño, queso y otros) por ropa, detergente de lavar y demás artículos. El intercambio de productos se da si el agricultor no pudo vender sus productos durante las ocho horas que estuvo en su puesto de venta.

Animales

Los campesinos también comercializan sus animales, como ovejas, chancho y burros.

Investigación

Simón Yampara, en su texto “Cosmovisión indígena y el qhathu de la 16 de Julio de la ciudad de El Alto”, señala que la feria se desenvuelve en un ambiente de reciprocidad con la naturaleza: “(...) forma de matices, de la reciprocidad y la solidaridad entre los actores participantes en medio de una nube de economía de mercado del sistema”.

Página Siete

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