Imágenes Bolivianas: Fotógrafo Lucio Flores Salinas

Lucio Flores Salinas pasó medio siglo de su vida fotografiando importantes hechos históricos del país. Con su cámara analógica y su pasión innata, registró sucesos en los que pocos fueron testigos.

En su vasto archivo se encuentran imágenes de la revolución del 52, golpes de Estado, el retorno de la democracia y retratos de personalidades nacionales e internacionales como Víctor Paz Estenssoro, Hugo Banzer Suárez, Augusto Pinochet, Charles de Gaulle y Richard Nixon.

Fuera del ámbito político, Flores Salinas tenía una notoria afición por el deporte. Siendo un acérrimo hincha atigrado, pocas veces faltó a los certámenes en el estadio Hernando Siles, donde solía acomodarse cerca del arco para tomar fotografías.

Todos esos años de trabajo los dedicó principalmente a la fotografía de prensa. Fue fundador del periódico La Nación, Hoy, Meridiano, Viva, Jornada, La Voz del Pueblo y La Razón; aunque también trabajó en El Diario, Última Hora, Los Tiempos y en revistas como Litoral, Panorama, Criterio y Enfoque.

Empezó su carrera profesional a sus 17 años, impulsado por su padre, Manuel Flores, y por el ejemplo de su hermano mayor Abdón, quienes ejercían en este oficio.

Esa misma herencia se la transmitió a su hija Tany Flores, quien se dedicó al fotoperiodismo por más de tres décadas, siguiendo los pasos de su padre y maestro.

Quienes compartieron más tiempo con él lo consideran como un padre que supo impulsar a jóvenes interesados por la fotografía y que, además, llevaba la enseñanza en sus venas.

“Fue un maestro y un padre para mí. Siempre me ha apoyado y me ha dado las pautas para ser un buen fotógrafo. También ayudó a incursionar en la fotografía a otros compañeros que siguen trabajando en este oficio”, afirma el fotógrafo Andrés Rojas, uno de sus aprendices más cercanos.

Era su desprendimiento y entrega a los demás lo que conmovía a quienes lo conocieron y ahora lo recuerdan con cariño, respeto y admiración.

Ángel Illanes, quien fue el último de sus alumnos, destaca su paciencia al enseñar y su honestidad al momento de valorar o corregir las fotografías que llegaban a sus manos.

“Admiro su dedicación y pasión por la fotografía. Si había golpe de Estado, mi papá desaparecía todo el día y después volvía con todas las fotos; realmente le fascinaban esos temas”, recuerda Tany Flores con una risa ligera.

El fotógrafo José Lirauze, por su parte, se acuerda que a Flores Salinas le encantaba jugar billar y vez que podía desafiaba a sus colegas con el buen humor que lo caracterizaba.

Primera generación

Algunas personas estiman que formó parte en la primera generación de reporteros gráficos de Bolivia, porque no hay referencias históricas de otros fotógrafos de prensa antecesores.

Su trabajo fue completamente analógico. Tomó fotografías con las primeras cámaras profesionales que llegaron al país y en su actualización de equipo, jamás dejó los negativos.

Tenía un estudio fotográfico en San Pedro, donde revelaba las películas a color y también en blanco y negro. En ese cuarto oscuro -recuerda su hija- se velaron decenas de fotos y nadie pudo verlas.

La previsión era un sello distintivo durante sus coberturas. “Era precavido y llevaba varios rollos. Siempre estaba detrás de uno y daba rollos a quien le faltaba”, cuenta Rojas, quien actualmente tiene 35 años como fotógrafo.

“Don Lucio” -como lo llamaban- solía decir que un reportero gráfico nunca sabe cómo salir vestido de su casa, porque cuando se pone corbata lo mandan a cubrir un incendio y cuando se pone ropa deportiva lo mandan al Palacio o a la Cancillería.

Los años le dieron la experiencia y lo llenaron de anécdotas que siempre recordaba con picardía y gran lucidez.

Alma sindicalista

También tenía el alma sindicalista. Fue miembro de la Asociación de Periodistas de La Paz y del Sindicato de Trabajadores de la Prensa, y además fue fundador de la Asociación de Reporteros Gráficos y del Círculo de Fotógrafos Profesionales de Bolivia.

En todos se destacó por su carácter propositivo y su participación activa.

Su mayor inquietud en el gremio era que los medios escritos le den el valor y la importancia que los fotoperiodistas merecían por su trabajo arriesgado y sacrificado. “No estamos bien valorados -decía- por ello tenemos que hacer algo”.

Perseveró en su lucha y su pasión hasta el final de sus días. En 2006, año que falleció, todavía iba al estadio para sacar fotografías cuando jugaba el club The Strongest. “Yo lo veía cansado, pero le apasionaba. Algunos colegas le pedían sus fotos y les daba sus negativos”, cuenta Tany Flores.

Su pasión por la fotografía fue siempre el impulso de su vida. Fue su vida misma. Quienes lo conocen dan fe de ello.

El fruto de su trabajo y su dedicación se plasman en cada una de sus fotografías, sin las cuales medio siglo de la historia de Bolivia quedaría incompleta.

Un archivo útil y que perdura

Realizó cuatro exposiciones, pero la más destacada fue la muestra fotográfica sobre la historia del deporte en Bolivia desde Ugarte, en 1952, hasta Echeverry, en 1986.

Su archivo también fue publicado en libros de historia de Bolivia. Carlos Mesa, por ejemplo, escribió una obra sobre la historia del deporte en el país y para ello usó como ilustraciones las fotografías de Lucio Flores.

Y lo propio ocurrió con un libro escrito por la historiadora Lupe Cajías, acerca del sindicalista Juan Lechín Oquendo.

Muchas de sus fotografías todavía son publicadas en medios escritos que conservan su archivo, aunque que no siempre dan crédito a su autoría.

Otros fotógrafos destacados de la época

Colegas Junto a Lucio Flores destacan también otros reporteros gráficos de los años 50, entre ellos: Alberto Torrico, Alfredo Terán, Luis Quiroga, Adolfo Goitia, Eloy Cordero, Freddy Alborta, Enrique Gonzales y Guillermo Ramírez.

Página Siete

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