Navidad Aymara en Bolivia

En regiones aymaras, la Navidad de antaƱo distaba mucho de los festejos de las ciudades bolivianas; algunas tradiciones se mantienen y otras han ido desapareciendo.

“La Navidad en las Ć”reas aymaras es la fiesta de los awatiris, nombre que le dan a los pastorcillos -hombres o mujeres- que cuidan el ganado”, escribiĆ³ Antonio Paredes Candia en su libro Fiestas populares de Bolivia.

En esta obra se describe que para los aymaras -hasta mediados del siglo XX- esta fecha tenĆ­a un sentido muy especial debido a tradiciones lejanas a las citadinas, directamente influenciadas por el modernismo occidental.

En diciembre el mundo aymara atraviesa un periodo de cambios agrĆ­colas y sociales -traspaso de obligaciones de los pastores, elecciĆ³n de autoridades originarias o matrimonios- que poco a poco se fueron fusionando con costumbres de la Natividad, aunque en muchos casos aĆŗn mantienen su esencia.

Sincretismo

Para el jefe de la Unidad de PolĆ­ticas de EducaciĆ³n Intra-Intercultural y PlurilingĆ¼ismo del Ministerio de EducaciĆ³n, WĆ”lter GutiĆ©rrez, mĆ”s allĆ” de evoluciones y pĆ©rdidas de algunas costumbres, aĆŗn es evidente un sincretismo entre las costumbres aymaras y las creencias religiosas cristianas.

En el altiplano boliviano, comenta, esto se evidenciaba en Navidad, cuando los niƱos elaboraban figuras de barro para el nacimiento que se armaba casi siempre en las iglesias, aunque a veces en pesebres instalados en los hogares.

GutiĆ©rrez, oriundo de Topohoco, provincia Pacajes del departamento de La Paz, explica que el sincretismo se da “cuando las personas hacĆ­an las figuras de barro para el pesebre, pero depositaban su fe en el deseo de tener mayor cantidad de ganado al prĆ³ximo aƱo (no en los regalos particulares). Las figuras representaban ese anhelo. Y como la cosmovisiĆ³n aymara es par, se hacĆ­a siempre dos, cuatro o seis animalitos de una misma especie”.

Al dĆ­a siguiente, segĆŗn comenta GutiĆ©rrez, los animales de barro se enterraban generalmente en el patio de las casas y luego se ch’allaban con alcohol y coca.

El lingĆ¼ista y escritor Juan de Dios Yapita seƱala que durante su niƱez, que transcurriĆ³ a orillas del lago Titicaca, en la localidad de Compi, las figuras de barro eran una constante en diciembre y siempre estaban ligadas al deseo de tener mĆ”s ganado. Destaca que en aquella Ć©poca no se asociaban mucho con la Navidad.

Sin embargo, argumenta que hacer las figuras de barro “era una verdadera iniciaciĆ³n al arte, ya que habĆ­a una competencia de quiĆ©n las hacĆ­a mejor, y habĆ­a gente que se especializaba en hacer vacas, llamas o corderos... hembras, machos o crĆ­as”.

Mientras en ciudades como La Paz el pesebre era una parte intrĆ­nseca de la celebraciĆ³n navideƱa, mucho antes que PapĆ” Noel o el Ć”rbol navideƱo, en el campo hacer las figuras de barro para pedir ganado o festejar el paso de las responsabilidades como pastores era la mejor manera de celebrar.

Los awatiris y las flores

Durante la Ʃpoca navideƱa, los pastorcillos que cuidaban el ganado adornaban con flores sus sombreros y a su ganado, al que colgaban aretes y otros adornos multicolores.

Paredes Candia relata que el dĆ­a de Navidad los awatiris cedĆ­an sus obligaciones a otros pastorcillos mĆ”s jĆ³venes. Una vez preparados y vestidos para la ocasiĆ³n, celebraban el momento echĆ”ndose flores y bailando al ritmo de los pinkillos.

“En algunas comunidades aĆŗn hacen lo que se llama marca o quillpa, cuando marcan a los animales poniĆ©ndoles aretes. Como el pueblo aymara era y es comunitario, los abuelos o padres reparten algunos de los ejemplares para que estĆ©n bajo la responsabilidad de las siguientes generaciones”, explica GutiĆ©rrez.

Alcaldes y matrimonios

En su ensayo El AƱo Nuevo en Charazani, publicado en 1976, Enrique Oblitas Poblete seƱala que ese momento se caracterizaba por la posesiĆ³n de las diferentes autoridades originarias en la fiesta de haraqoqoy.

Esa situaciĆ³n tambiĆ©n es descrita en una publicaciĆ³n especializada editada en 2007 por el Programa de InvestigaciĆ³n EstratĆ©gica de Bolivia (PIEB), que seƱala que “las autoridades campesinas salientes, en compaƱƭa de las nuevas, se presentan en comitiva ante el corregidor, acompaƱadas de bandas de mĆŗsica y encabezadas por el watapurichi (astrĆ³logo).

En su obra, Oblitas relata que en la poblaciĆ³n de Amarete, departamento de La Paz, la fiesta se prolonga hasta el amanecer del 2 de enero, cuando los jĆ³venes organizan la khachwa, el encuentro para acordar matrimonios.

GastronomĆ­a

SegĆŗn el jefe de la Unidad de PolĆ­ticas de EducaciĆ³n Intra-Intercultural y PlurilingĆ¼ismo del Ministerio de EducaciĆ³n, WĆ”lter GutiĆ©rrez, en Nochebuena se acostumbraba que las personas tomen cafĆ© caliente y platillos que eran una especia de caldos de carne. No eran tradicionales ni la picana ni el panetĆ³n. Con el tiempo, en otros sectores se empezĆ³ a tomar chocolate caliente con buƱuelos.

SegĆŗn el escritor Antonio Paredes Candia, los panecillos llamados jakhoilisa, hechos de kispiƱa (masa de quinua), eran parte fundamental del cambio de responsabilidades entre los pastores que se realizaba el 25 de diciembre.

Tanto los encargados del ganado entrante como los del saliente llevaban una merienda que comĆ­an a las 10:00.

Luego jugaban con pĆ©talos de rosa y se dedicaban a hacer figuras de barro para tener un aƱo prĆ³spero y aumentar la cantidad de ganado.

Las encargadas de preparar la comida de Nochebuena y la que se compartĆ­a el 25 de diciembre eran las madres de los pastores.

PƔgina Siete

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