Despidieron a difuntos con canciones y bebidas

• Concluyó la festividad de “Todos los Santos”, con asistencia masiva a camposantos.
• Pese a las advertencias del Gobierno Municipal, dolientes consumieron alcohol en el Cementerio General.

Al concluir la festividad de “Todos los Santos”, ayer, como marca la costumbre, se despidió a los difuntos y de forma masiva la población asistió a los distintos cementerios de La Paz.

El más concurrido fue el Cementerio General desde tempranas horas de la mañana y pese a la custodia de la Guardia Municipal en los ocho accesos del camposanto, se lamentó el consumo de bebidas dentro del lugar.

Familias enteras se trasladaron con comida, frutas y repostería hasta cercanías de la tumba de sus seres queridos desaparecidos y rindieron homenaje con oraciones y canciones.

El tráfico de las calles aledañas que rodean al Cementerio General fue interrumpido ayer desde las cero horas para otorgar a los transeúntes comodidad para visitar las tumbas.

De la misma manera, comerciantes de todos los rubros convirtieron las arterias adyacentes al Cementerio General en una variada feria porque aprovecharon el feriado y las calles libres de tránsito para ofrecer sus productos que consistieron desde dulces, galletas, helados, diferentes platos, discos, juguetes, llaveros, ropa, adornos, entre otros.

Por otro lado, la preocupación fue por los precios de flores y accesorios que subieron por la demanda casi al doble en esta semana. Sin embargo, los ciudadanos admitieron que cualquier precio era poco para homenajear a sus amados difuntos.

CONTROLES

Pese a la indisciplina de algunos ciudadanos, funcionarios de la Alcaldía paceña brindaron el apoyo correspondiente con controles.

“Se han dispuesto 154 guardias en el primer turno, que están trabajando desde las 07:00 de la mañana. Se procederá al cerrado de las puertas a las 17:30 horas y evacuar a todas las personas que se encuentren”, explicaba el coordinador general de la Guardia Municipal, Mauricio Berdeja al inicio de la jornada.

La labor de la Guardia Municipal consistió en evitar el ingreso de bebidas alcohólicas al lugar como el consumo de las mismas tanto en el interior del camposanto como en las adyacentes.

Así también, una de las delegadas de la División de Salud del municipio paceño, Sally Ordoñez explicó que “la Alcaldía distribuyó varios responsables en los diferentes cementerios de la ciudad para actuar en caso de alguna emergencia”.

“Estamos acá para apoyar a la gente en caso de que se presente algún desmayo, o tal vez elevación de presión arterial porque mucha gente viene del interior . Por suerte, no se ha presentado un caso de síndrome diarreico y una hipertensión arterial”, informó.

SINCRETISMO Y TRADICIÓN

Como todos los años, los ciudadanos rindieron homenaje a seres queridos entre familiares y amigos, que fallecieron por diversas circunstancias. El Cementerio General fue el escenario de varios rituales en que se interpretaron conocidas canciones y se elevaron rezos en aymara dirigidos a Dios y la Pachamama pidiendo el resguardo de las almas.

Cada año, al inicio de noviembre se espera con los altares armados de los difuntos conocidos que incluyen alimentos, bebidas y sobre todo a las t’antawawas, elementos que tienen un especial significado en esta festividad.

Los amautas o sabios aymaras mencionan una y otra vez que “venimos de un Wiñay Marka (Pueblo Eterno), y volveremos al mismo, por lo tanto, no existe la muerte ”.

HISTORIA

El culto a los difuntos en los Andes se remonta a épocas prehispánicas cuando la muerte era concebida de otra manera para los pueblos y civilizaciones que desarrollaron el arte y la ciencia como los tiwanacotas y los incas. Para los pueblos aymaras la muerte natural no constituye un episodio trágico, sino un ciclo más de la propia vida. Por eso, cuando alguien fallece, se suele decir que esa persona “se ha ido” o “ha partido”. Entre las tradiciones que aún se mantienen se cree que los “ajayus”, (almas), vienen para traer fecundidad y fertilidad para todo el año, porque en noviembre también se inicia la época de la siembra en los campos agrícolas del altiplano.

El 1 de noviembre al mediodía los “ajayus”, regresan de sus montañas para convivir durante 24 horas con sus familiares y amigos, que les reciben preparando y recordándolos en cada hogar con un altar o “mesa”, también llamada “apxata”, que es adornada con flores, velas, cañas, frutas, bebidas y dulces, además de otros elementos.

El Diario

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