La Ceja es un mingitorio y la Alcaldía no controla

El lugar es el paso obligado para visitantes y pobladores.

La comuna alteña anuncia la construcción de dos baños públicos.

Pobladores, indigentes y ebrios han convertido al centro de la urbe alteña, la Ceja, en un mingitorio público sin el control municipal. A diario transitar por el lugar se torna desagradable por el olor a orina que emana de calles, jardines y veredas, hecho que altera a la gente.

La queja de vecinos y peatones, frente al tema, es constante. “La avenida Franco Valle y sus alrededores todos los días huele a orín y es peor cuando hace sol. Toda clase de personas, borrachos, indigentes y hasta cholitas aprovechan para hacer sus necesidades”, señala doña Jenny Mamani, vecina.

La plaza del Lustrabotas, el desvío de la Ceja (hacia Río Seco), el mercado Tiwanaku, las avenidas Juan Pablo II, 6 de Marzo y Kilómetro 7 son los principales sitios contaminados. Espacios en los que están asentadas oficinas públicas y privadas, entidades bancarias, organizaciones sindicales, centros comerciales y ferias.

Empero, el desvío de la Ceja es uno de los puntos más agraviados, “las 24 horas del día se convierte en un mingitorio libre”, afirma Juan Aparicio, efectivo de la Policía. Añade que por las noches, los indigentes se cobijan debajo del puente, en el que también “dejan sus necesidades biológicas” tanto en la acera como en la calzada.

De esta manera, el olor del orín y de las heces fecales incomodan a los miles de alteños y a los visitantes que por diversas razones pasan diariamente por el lugar, en forma obligada y a pie.

El olor nauseabundo se puede sentir en toda la vía que une entre las casetas del peaje hasta el ingreso al aeropuerto internacional de El Alto.

¿Y la salud?

“El orín en el suelo es como un caldo de cultivo, que se enriquece con las bacterias, el sol y la temperatura. Al igual que las heces fecales, puede producir infección y contaminación bacteriana o parasitaria”, afirma Mónica Guzmán, bioquímica.

La orina solo no produce nada, si tiene contacto con las heces fecales llega a producir bacterias como la salmonella, cherichacolli, flebshiela enterobactel. Entre los parásitos están las amebas y cualquier otro de efecto intestinal. “A nosotros nos afecta más el olor, vendemos aquí (plaza del Lustrabotas) cuando llegamos todo esta cubierto de orín. Sólo la lluvia lava el lugar”, dijo doña Juana Espinal, al alegar que una vez al año las autoridades ediles vienen a la zona para sanear el piso.

¿Problema de educación?

El orín también afecta el ornamento de calles, jardines y demás áreas públicas. Aunque en la zona hay un aproximado de 40 mingitorios privados.

Según el sociólogo Rigoberto Espejo, docente de la UMSA, esta situación tiene relación directa con la educación y los factores socioculturales. “El Alto es una ciudad de migrantes del área rural, son personas cuyos hábitos de vida pueden estar plasmados en comportamientos no siempre provechosos para la urbe”.

“Es un problema social, tiene que ver con comportamientos individuales posibles de modificar. La concienciación, el cambio de actitud y la práctica son las mejores armas”, dijo.

Fuente Página Siete

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